Carlo Acutis, quien con su testimonio de santidad inspira estas líneas, rezaba el Rosario todos los días y esto no hizo que dejara de sonreír, que dejara de ser alegre, que perdiera simpatía frente a los demás, que se convirtiera en un joven anticuado
Lo primero que se debe hacer es hacer un trabajo sobre uno mismo que incluya también los propios elementos inconscientes, que integra todas las partes de la vida, desde la afectividad hasta la sexualidad
«Cuando nos parece que todos nos ignoran, que a nadie le interesa lo que nos pasa, que no tenemos importancia para nadie, él [Jesús] nos está prestando atención»
Es necesario recordar que quien ayuda y acompaña en el proceso como director espiritual o confesor, ha de haber tenido la ocasión de trabajar sobre sí mismo, reconociendo su proceso de sanación y crecimiento integral
Mientras la música avanza, me pregunto si Jesús sigue siendo la alegría del hombre. Vuelvo a las primeras páginas del Génesis cuando Adán y Eva se escondieron entre los árboles del jardín, para que Dios no los viera