La lectura de la propia vida, ayuda a una “reestructuración cognitiva” que permite la entrada de otros colores capaces de compensar la prevalencia destructiva del negro
“Cada miembro del Vía Crucis está cumpliendo una promesa (…) el Vía Crucis no es una actividad teatral es un acto de fe que vive cada uno de los participantes de esta actividad”