Desde el comienzo de la guerra, el Vaticano ha estado en contacto con nuestras hermanas de Gaza a diario, especialmente en estas últimas horas. Con lágrimas en los ojos, la Madre María del Cielo, Provincial de las Siervas del Señor y de la Virgen de Matarà (Familia del Verbo Encarnado), quien, junto con las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa, asiste a la comunidad de la Sagrada Familia en la ciudad de Gaza, junto con el párroco, el padre Gabriel Romanelli.
Él y las monjas de la parroquia recibieron anoche el Premio Silvestrini al Diálogo y la Paz, entregado en el Colegio de Mérito de la Universidad Villa Nazareth.
María del Cielo Leyes, en declaraciones a los medios del Vaticano, comentó sobre la situación en la Franja de Gaza: «El inicio de este acuerdo de paz es un gran paso; nos llena de esperanza. Esto es lo que nos dicen la parroquia y la comunidad de la Sagrada Familia». Claro que todavía hay heridos, enfermos y otras personas en el recinto «que realmente lo necesitan todo», por lo que el acuerdo es un punto de partida, continuó, «pero ahora habrá mucho trabajo por hacer: tendremos que trabajar aún más duro, porque debemos reconstruir Gaza, reconstruir la esperanza perdida y reconstruir las almas que están heridas en todos los sentidos, no solo física, sino también espiritualmente».
Lea también: Papa a peregrinos católicos rusos: Sean ejemplo de fraternidad y solidaridad
Increíblemente, las hermanas de Gaza no se sienten solas: «Porque siempre confiamos en el Señor, Él nos da la fuerza para seguir adelante, y lo hace milagrosamente: sin su ayuda, realmente no podríamos hacer nada». Luego nos cuenta que «estuvo en Gaza en diciembre con el cardenal Pizzaballa».
La última visita a Gaza: la sensación de entrar en otro mundo
Aunque solo pudo quedarse dos días en esa ocasión, añade: «Lo que vimos fue dramático. Había visitado la comunidad muchas veces, pero esta última fue terrible. Realmente te sientes como si hubieras entrado en otro mundo: todo está destruido, niños en las calles buscando comida, edificios en ruinas e irreconocibles. Es una imagen de inmenso dolor, pero el amor de Dios puede prevalecer, y les pedimos que sigan orando».
Como «La Piedad» de Miguel Ángel
Con los micrófonos apagados, nos deja una imagen impactante: «Un padre con su hijo ensangrentado en brazos, no sé si estaba vivo o muerto, caminando con la esperanza de llevarlo al hospital. Inmediatamente me vino a la mente la ‘Piedad’ de Miguel Ángel: es un momento que guardaré en mi corazón y en mis oraciones, nunca lo olvidaré».
Vatican News