Marco Guerra – Ciudad del Vaticano
Durante la noche del sábado al domingo, fue atacada la iglesia ortodoxa de la Transfiguración en la eparquía de Kharkiv del Patriarcado de Moscú. No hubo heridos entre las personas que se refugiaron allí tras ser desplazadas de sus hogares. Las bombas destruyeron las puertas y ventanas del lugar de culto y dañaron los locales cercanos utilizados para la instrucción religiosa de los niños.
La ofensiva rusa en el Donbás
Mientras tanto, el ejército ruso está atacando a lo largo de un frente de 480 kilómetros en el este del país, con el objetivo de tomar el control total del Donbás. Durante la noche, se registraron misiles sobre numerosos distritos del este; Moscú informa de ataques contra 13 objetivos, pero las autoridades ucranianas también informan de bombardeos en el oeste del país. Mientras tanto, crecen las sombras de nuevas masacres de civiles. Hasta el sábado por la noche se habían encontrado más de 420 cadáveres en Bucha, en la región de Kiev, según informó el jefe de la policía de la región, Andriy Nebytov, en Facebook. «Más de 200 personas están desaparecidas, según las personas que regresaron después de que los rusos abandonaran la zona. Todavía no se han identificado más de 300 cadáveres», añadió.
Lavrov: segunda fase de la operación
El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Lavrov, habla de la segunda fase de la operación, asegura que no se utilizarán armas nucleares y que Moscú no busca un cambio de régimen en Ucrania. Por su parte, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, reiteró que se hará todo lo posible para detener la agresión rusa. Por la tarde, Biden celebrará una videoconferencia con sus aliados europeos para hacer balance del conflicto, mientras que Moscú ha recibido un renovado apoyo de China, que habla de reforzar la cooperación con Rusia. Según la inteligencia británica, la nueva fase en Ucrania está marcada por una guerra «de desgaste que podría durar varios meses».
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Iacomini, Unicef: proteger a los niños en los traslados
En este contexto, las condiciones de los niños afectados por el conflicto son cada vez más graves. Entrevistado por Vatican News, Andrea Iacomini, portavoz de Unicef en Italia, no confirma las noticias que han circulado en los últimos días sobre el traslado a Rusia de unos 200.000 menores desde los territorios ucranianos ocupados por las tropas de Moscú: «Tenemos constancia de que los niños se desplazan, junto con el resto de la población, hacia las fronteras de la Federación Rusa, pero no podemos verificar estas informaciones porque no tenemos acceso a esas zonas». A continuación, Iacomini recuerda que cualquier traslado de niños debe hacerse en su interés, como establecen los convenios internacionales, y debe ser voluntario y realizarse con el consentimiento de las familias.
Cinco millones y medio de niños sin educación
El portavoz de Unicef Italia explica que la cifra de unos 200 niños muertos desde el inicio del conflicto puede subestimar el número real de víctimas, que en realidad sería «mucho mayor». Iacomini informa que hay 7 millones de desplazados internos, entre ellos 2,5 millones de niños, y un total de 11 millones de personas que han abandonado sus hogares, aproximadamente una cuarta parte de la población ucraniana. «Estamos muy preocupados por las condiciones de los niños en Kharkiv y Mariupol, donde llevan días sin comer debido a los violentos bombardeos», añade Iacomini. Aclara asimismo que los niños separados de sus padres «no son huérfanos» y que «hay que hacer todo lo posible para reunirlos con sus familias».
El representante de Unicef también condena tanto el bombardeo de objetivos donde hay niños, como el uso de éstos como escudos humanos, y recuerda que, incluso antes del pasado febrero, había 500.000 niños en el Donbás que necesitaban atención sanitaria debido a las graves consecuencias tras ocho años de guerra en el este de Ucrania. «Esta es la zona de Europa con mayor riesgo de minas, el número de niños afectados por estos armamentos podría aumentar». Por último, Iacomini habla del derecho negado a la educación: «Hoy tenemos 5,5 millones de niños que ya no van a la escuela, miles de ellos en refugios, no pueden jugar ni estudiar».
(Vatican News)