Entre enero y junio de 2020 se vendieron más de 61,2 millones de unidades de medicinas, lo que significa un crecimiento de 30% respecto al primer semestre de 2019 cuando se expendieron 47,2 millones de dosis
El mercado farmacéutico nacional registró un crecimiento en el primer semestre de 2020 como consecuencia del aumento de las importaciones de medicinas que no pagan aranceles y un repunte en el consumo, algo que ocurrió luego de que el gobierno confirmara los primeros casos de coronavirus en el país en marzo.
Entre enero y junio de 2020 se vendieron 61.290.460 unidades, lo que supone un aumento de 30% respecto al primer semestre de 2019 cuando se expendieron 47.241.354 unidades, de acuerdo con datos suministrados a TalCual por la Cámara de la Industria Farmacéutica Venezolana (Cifar).
Cifar calcula que aproximadamente un 80% es de producción nacional y 20% de productor extranjeros que casas de representación importaron sin pagar aranceles y sin muchas restricciones. El gobierno ha permitido a las empresas farmacéuticas no domiciliadas en Venezuela importar y comercializar productos farmacéuticos sin necesidad de tener el registro sanitario venezolano, otorgado por el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel.
«Ese ligero crecimiento no es porque la producción nacional haya aumentado, lo que ha aumentado es la importación de productos terminados. La importación ha crecido porque los costos operativos, fijos y variables de las empresas nacionales es muy superior a las casas que importan medicamentos, estas no tienen personal, muchas no pagan contratos colectivos, no tienen la cantidad de impuestos que pagan las empresas nacionales con plantas, y no pagan aranceles», afirma Tito López, presidente de Cifar. «La industria nacional paga más aranceles por fabricar medicamentos aquí que por traerlos terminados«.
Señala que la producción nacional se mantiene, es decir, no crece ni disminuye, porque las empresas están trabajando para fabricar y mantener dos o tres meses de inventario. «No más porque el consumo ha caído y se evita tener sobrestock en los almacenes de inventario para que no se venzan los medicamentos».
En marzo de 2020, el mercado farmacéutico registró un crecimiento de 183% en comparación con marzo de 2019. Este incremento se explica cuando se recuerda que el año pasado las ventas de medicinas se desplomaron como consecuencia de los apagones y este año se incrementaron por la llegada del coronavirus al país, que provocó que los consumidores salieran a hacer compras nerviosas, sobre todo de analgésicos, antiinflamatoriosy antihistamínicos.
Nueve de los 10 primeros productos de mayor venta en el mercado farmacéutico venezolano son analgésicos antiinflamatorios. El otro es un antidepresivo: Alprazolam. «En un mercado normal, con una industria sana, los primeros productos de venta del mercado farmacéutico son para enfermedades crónicas, como antihipertensivos, productos para la diabetes. Ahora el poder adquisitivo está mermado y por ende el consumo ha caído. El promedio mensual es de 9,5 millones a 10 millones de unidades, bajo para Venezuela. En años anteriores el mercado promedio mensual era de 50 a 60 millones de unidades», dijo López
Competencia desleal
En el mercado nacional han regresado a los anaqueles medicinas que hace tres o cuatro años no se conseguían, debido a la proliferación de casas de representación y al incremento de las importaciones que no pagan aranceles desde que el Ejecutivo exoneró estos impuestos en julio de 2018. En junio de 2020 y por tercera vez, el gobierno prorrogó esta medida hasta diciembre de 2020.
«Para este tipo de productos no se está pagando aranceles, pero las empresas que fabrican en el país, que tienen que pagar materia prima, que tienen que comprar todos los materiales, sí tienen que pagar aranceles. Ahí hay una desventaja, porque el productor nacional tiene que pagar muchísimos más impuestos que la casa de importación que trae el producto terminado. No es que uno esté en contra de este tipo de negocios, sino que hay que hacer políticas públicas dedicadas hacia al sector empresarial venezolano, al fabricante», sostiene López.
Señala que la industria nacional paga hasta 13 impuestos en promedio, entre ellos a las Grandes Transacciones Financieras (IGTF), el Impuesto Sobre Actividades Económicas (ISAE), el Impuesto a los Grandes Patrimonios (IGP), además de los impuestos municipales y estadales y los aportes a favor del Fondo Nacional del Deporte según la Lodafef, del Fondo Nacional Antidrogras (FONA), y para la ciencia, la tecnología y la innovación de acuerdo con lo establecido por la Locti.
«Los impuestos municipales tienen un desorden durísimo porque no están cobrando los impuestos por Unidad Tributaria sino a dólar de BCV o ahora a promedio de petro. Todo eso repercute en costo. No es nada fácil ser empresario en Venezuela. Es un deporte extremo. No sabemos en qué momento nos cambian las políticas».
Refiere que mientras otros gobiernos han tomado medidas para ayudar a las empresas a sobrevivir a la crisis generada por el coronavirus, en Venezuela los empresarios no han recibido prácticamente ningún tipo de apoyo por parte del Ejecutivo. «Es más, recién nos acaban de aprobar un impuesto de 0,12% en el estado Vargas para todo lo que es importación y exportación de cualquier tipo de producto, un impuesto que te cobra el estado La Guaira sin tener la empresa ahí».
«Estoy seguro de que esto tiene que cambiar. El país no lo aguanta, no lo resiste. Necesitamos de políticas económicas que haga crecer toda la industria, recuperar la economía, sin distinción política, ni amarillo ni rojo».
La fabricación privada de productos farmacéuticos, sustancias químicas medicinales y productos botánicos cayó 78,7% entre 2014 y 2018, de acuerdo con las estadísticas del Banco Central de Venezuela (BCV).
En el país quedan alrededor de unas 4.000 farmacias independientes que han seguido prestando servicio durante la pandemia, a pesar de algunos problemas como la severa escasez de gasolina que ha dificultado el transporte de los trabajadores.
Desde 2017 han cerrado unas 400 farmacias por la crisis económica que atraviesa Venezuela, según la Federación Farmacéutica Venezolana (Fefarven).