Mateo 10, 16 – 23
No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre.
Jesús anuncia los conflictos que deberán enfrentar los discípulos porque su mensaje no siempre es bien recibido y provoca resistencia en aquellos corazones que se han aferrado al mal.
Se usan símbolos de animales para indicar la actitud de los cristianos en medio del mundo hostil. Allí son como ovejas en medio de lobos, por lo tanto su actitud debe ser la de no responder mal con mal, sino a ser astutos como las serpientes y sencillos como las palomas.
El Señor no anula las capacidades de sus discípulos que deben usar su astucia para intentar librarse del poder del enemigo sabiendo huir a tiempo. Al mismo tiempo genera en ellos confianza al indicarles que no deben preocuparse de aquello que deben decir porque el Espíritu del Padre hablará por ellos. Esto debe dar pie a la perseverancia que debe caracterizar la vida de todo cristiano, que a pesar de las pruebas que pueda vivir siempre estará llamado a confiar en Dios y a actuar siempre en su nombre.