Cada 24 de septiembre se celebra a la Virgen María bajo la advocación de la Virgen de la Merced, o Virgen de las Mercedes, cuyo nombre evoca la misericordia infinita de Dios.
La tradición relata que la madre de Cristo se le apareció a San Pedro Nolasco en el siglo XIII para motivarlo a liberar a aquellos cristianos que se encontraban privados de libertad por parte de los musulmanes. Las víctimas eran trasladadas hasta el Norte de África.
En este lugar sufrían violencia, puesto que eran obligados a realizar trabajos forzados, quienes terminaban perdiendo su fe al pensar que Dios los había abandonado.
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Nolasco era un comerciante nacido en España, pero que se estableció en Barcelona, España, que al evidenciar la horrenda situación comenzó a liberar a los cristianos usando su propio patrimonio, es decir, compraba los esclavos a cambio de mercancías.
Cuando se quedó sin recursos, formó grupos de ayuda y asistencia para pedir dinero y así financiar expediciones destinadas a negociar la “redención” de prisioneros. Lamentablemente, lo reunido también se hizo insuficiente.

Nolasco pidió a Dios intensamente que le provea la ayuda necesaria. En respuesta a sus ruegos, el 1 de agosto de 1218, sucedió un hecho extraordinario: la Virgen María se le aparece y le pide que funde una congregación que se dedique exclusivamente a redimir cautivos.
El comerciante le preguntó a la madre de Cristo: “¡Oh Virgen María, madre de gracia, ¡madre de misericordia! ¿Quién podrá creer que tú me mandas?”. A lo que María respondió: “No dudes en nada, porque es voluntad de Dios que se funde una orden de ese tipo en honor mío; será una orden cuyos hermanos y profesos, a imitación de mi hijo, Jesucristo, estarán puestos para ruina y redención de muchos en Israel, es decir, entre los cristianos, y serán signo de contradicción para muchos”.
Cumplimiento de la orden
Es así que Nolasco animado por la Virgen de las Mercedes organizó con ayuda de sus amigos el grupo al cual llamó la “Orden Real y Militar de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los Cautivos”, cuyos miembros se hicieron llamar “mercedarios”.
Pero no todo quedó allí. La Virgen se le apareció a otras personas como, San Raimundo de Peñafort, y con el rey, Jaime I de Aragón, a quienes les manifestó que su único deseo era que la nueva Orden religiosa debería estar consagrada a la redención de los cautivos.

De esta manera, ese mismo día, 10 de agosto de 1218, se fundó la Orden de la Merced en la ciudad de Barcelona (España). El Papa Gregorio IX, desde Roma, había dispuesto que Pedro Nolasco sea el primero en ocupar el cargo de Superior General.
Los mercedarios, además de los votos de pobreza, castidad y obediencia, hacían un cuarto voto por el que se comprometían a dedicar su vida a liberar esclavos, y, si fuese necesario, quedarse en el lugar de algún cautivo en peligro de perder la fe, o por el que no hubiera dinero suficiente para pagar su liberación. Muchos mercedarios entregaron la vida por esta causa, siempre acogiéndose a la “merced” de Nuestra Madre.
Años más tarde, en 1265, la devoción a la “Virgen de la Merced” fue aprobada por la Santa Sede. Luego, en 1696, el Papa Inocencio XII fijó el día 24 de septiembre como la fecha en la que se debe celebrar su fiesta.
Los mercedarios se han encargado de difundir la devoción a la Virgen de las Mercedes, la cual se ha extendido por todo el mundo, a lo largo de varios siglos. Su fecha es celebrada por sus devotos de Brasil, República Dominicana, Perú, Ecuador, Argentina entre otras naciones.
A la Virgen de Las Mercedes se le considera la patrona de las cárceles y los privados de libertad.
Maryerlin Villanueva