En el oriente venezolano, la Santísima Virgen es venerada en la advocación de Nuestra Señora del Valle. La imagen que la representa fue traída cerca del año 1518 a la isla de Cubagua y con el paso del tiempo se ubicó en el Valle en la Asunción, donde actualmente se encuentra la Basílica Menor en el Valle del Espíritu Santo de la isla de Margarita. Su fiesta patronal se celebra el 8 de septiembre.
La devoción está arraigada en los habitantes de los estados orientales y muy especialmente entre los pescadores por los prodigios alcanzados por intercesión de la Madre de Dios. Uno de los más significativos fue el de la lluvia que alivió una fuerte sequía en 1608, cuando los habitantes de la isla de Margarita llevaban en procesión la imagen de la Virgen, implorando su auxilio.
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El testimonio escrito señala que en la entrada de La Asunción “estando hasta entonces el cielo (…) sin muestras algunas de aguacero, de súbito y arrebatadamente principió a llover copiosamente y sin discontinuidad durante todo aquel día y a la noche siguiente”.
Un milagro, una perla
Otro milagro muy conocido de la Virgen del Valle lo recibió un pescador llamado Domingo, quien fue embestido por una manta raya y herido en su pierna. Debido a la infección tendrían que amputarle la extremidad. La esposa del pescador suplicó a la Virgen del Valle y el hombre sanó.

Al recuperarse, Domingo volvió al lugar del accidente para buscar una perla y ofrecerla a la imagen de Nuestra Señora. Cuando abrió la ostra, la perla tenía la forma de la pierna e incluso la cicatriz. La perla se encuentra en el Museo Diocesano de El Valle del Espíritu Santo.
Esperanza nuestra
Este Año Jubilar, las fiestas marianas de Coromoto y del Valle recogen el espíritu de este tiempo de gracia para la Iglesia y así está plasmado en los lemas de las celebraciones. En Guanare el lema de la celebración de Nuestra Señora es “Misionera y Peregrina de la Esperanza” y en el estado Nueva Esparta “María Dulce Esperanza”.
En la Diócesis de Margarita, el obispo, monseñor Fernando Castro invitó a los feligreses a vivir la devoción mariana desde una profunda dimensión espiritual y a mantenerse unidos en la oración.
El Papa León XIV se refirió a María como fuente de esperanza en la fiesta de la Asunción, invitando a mirarla “no solo como Reina del cielo, sino como Madre activa en la historia humana, capaz de acompañar en la oscuridad y de abrir caminos hacia la paz. En un contexto mundial donde la violencia parece expandirse sin freno, su llamado a la esperanza y a la acción solidaria adquiere un peso profético”.
Prensa DC