Los fragmentos del mensaje del Papa Francisco que te ofrecemos a continuación están dirigidos a todos aquellos que queramos convertirlos en parte de nuestra vida, así como María hizo suyas las palabras del Ángel.
Queridos jóvenes, ¡buenas tardes!
Vimos este hermoso espectáculo sobre el Árbol de la Vida que nos muestra cómo la vida que Jesús nos regala es una historia de amor, una historia de vida que quiere mezclarse con la nuestra y echar raíces en la tierra de cada uno. Esa vida no es una salvación colgada ‘en la nube’ esperando ser descargada, ni una ‘aplicación’ nueva a descubrir o un ejercicio mental fruto de técnicas de autosuperación. Tampoco la vida que Dios nos ofrece es un ‘tutorial’ con el que aprender la última novedad. La salvación que Dios nos regala es [una invitación para] formar parte de una historia de amor que se entreteje con nuestras historias; que vive y quiere nacer entre nosotros para que demos fruto allí donde estemos, como estemos y con quien estemos. Allí viene el Señor a plantar y a plantarse; es el primero en decir ‘sí’ a nuestra vida, Él siempre va primero, es el primero a decir ‘sí’ nuestra historia, y quiere que también digamos ‘sí’ junto a Él. Él siempre nos primerea. Es primero. Y así sorprendió a María y la invitó a formar parte de esta historia de amor.
La joven de Nazaret no salía en las redes sociales
Sin lugar a dudas la joven de Nazaret no salía en las ‘redes sociales’ de la época. Ella no era una influencer, pero sin quererlo ni buscarlo se volvió la mujer que más influenció en la historia. Le podemos decir con confianza de hijos: María, la influencer de Dios. Con pocas palabras se animó a decir ‘sí’ y a confiar en el amor, a confiar en las promesas de Dios, que es la única fuerza capaz de renovar, de hacer nuevas todas las cosas. Y todos nosotros hoy tenemos algo que hacer nuevo adentro, hoy tenemos que dejar que Dios renueve algo en mi corazón. Pensemos un poquito: ¿Qué quiero yo que Dios renueve en mi corazón?
Siempre llama la atención la fuerza del ‘sí’ de María, joven, la fuerza de ese «hágase» que le dijo al ángel. Fue una cosa distinta a una aceptación pasiva o resignada, fue algo distinto a un ‘sí’ como diciendo: «bueno, vamos a probar a ver qué pasa». María no conocía esa expresión, «veamos a ver qué pasa». Era decidida, supo de qué se trataba y dijo sí, sin vueltas. Fue algo más, algo distinto, fue el ‘sí’ de quién quiere comprometerse y arriesgar, de quien quiere apostarlo todo, sin más seguridad que la certeza de saber que era portadora de una promesa. Le pregunto a cada uno de ustedes, ¿se sienten portadores de una promesa? ¿Qué promesa tengo en el corazón para llevar adelante?
María sin dudas tendría una misión muy difícil, pero las dificultades no eran una razón para decir ‘no’. Seguro que tendría complicaciones, pero no serían las mismas complicaciones que se producen cuando la cobardía nos paraliza por no tener todo claro o asegurado de antemano. María no compró un seguro de vida, María se jugó y por eso es fuerte, por eso es una influencer, es la influencer de Dios. El ‘sí’ y las ganas de servir fueron más fuertes que las dudas y las dificultades.
Arriesgar guiados por una promesa
Esta tarde también escuchamos cómo el ‘sí’ de María hace eco y se multiplica de generación en generación. Muchos jóvenes a ejemplo de María arriesgan y apuestan guiados por una promesa. Gracias, Erika y Rogelio, por el testimonio que nos han regalado. Fueron valientes estos, merecen un aplauso. Gracias.
Compartieron sus temores, las dificultades, todo el riesgo vivido ante el nacimiento de Inés. En un momento dijeron: «A los padres, por diversas circunstancias, nos cuesta aceptar la llegada de un bebé con alguna enfermedad o discapacidad», eso es cierto, es comprensible. Pero lo sorprendente fue cuando agregaron: «al nacer nuestra hija decidimos amarla con todo nuestro corazón». Ante su llegada, frente a todos los anuncios y dificultades que aparecían, tomaron una decisión y dijeron como María «hágase», decidieron amarla. Frente a la vida de vuestra hija frágil, indefensa y necesitada la respuesta de ustedes, Erika y Rogelio, fue ‘sí’ y ahí tenemos a Inés. ¡Ustedes se animaron a creer que el mundo no es solo para los fuertes! ¡Gracias!
Decir ‘sí’ al Señor, es animarse a abrazar la vida como viene con toda su fragilidad y pequeñez y hasta muchas veces con todas sus contradicciones e insignificancias con el mismo amor con el que nos hablaron Erika y Rogelio. Asumir la vida como viene. Es abrazar nuestra patria, nuestras familias, nuestros amigos tal como son, también con sus fragilidades y pequeñeces. Abrazar la vida se manifiesta también cuando damos la bienvenida a todo lo que no es perfecto, a todo lo que no es puro ni destilado, pero por eso no es menos digno de amor. ¿Acaso alguien por ser discapacitado o frágil no es digno de amor? Les pregunto, ¿un discapacitado, una persona discapacitada, una persona frágil, es digna de amor? Sí. Entendieron.
Otra pregunta, a ver cómo responden: ¿Alguien por ser extranjero, por haberse equivocado, por estar enfermo o en una prisión, es digno de amor? Y así lo hizo Jesús: abrazó al leproso, al ciego, al paralítico, abrazó al fariseo y al pecador. Abrazó al ladrón en la cruz, e incluso abrazó y perdonó a quienes lo estaban crucificando.
¿Por qué? Porque solo lo que se ama puede ser salvado. Vos no podés salvar una persona, vos no podes salvar una situación si no la amas. Solo lo que se ama puede ser salvado. ¿Lo repetimos? Solo lo que se ama puede ser salvado.
Decir “sí” como María
Decir ‘sí’ como María a esta historia de amor es decir ‘sí’ a ser instrumentos para construir, en nuestros barrios, comunidades eclesiales capaces de callejear la ciudad, abrazar y tejer nuevas relaciones. Ser un influencer en el siglo XXI es ser custodios de las raíces, custodios de todo aquello que impide que nuestra vida se vuelva gaseosa, que nuestra vida se evapore en la nada. Ustedes los mayores sean custodios de todo aquello que nos permita sentirnos parte los unos de los otros, custodios de todo aquello que nos haga sentir que nos pertenecemos.