Fray Mamerto Esquiú, oriundo de San José, Argentina, será beatificado en una ceremonia solemne que tendrá lugar este sábado 4 de septiembre en Catamarca, en la explanada de la Iglesia de San José de Piedra Blanca.
El Ministro Fray Emilio Andrada, expresó en comunicación con la agencia Aica, que la entidad actora de la causa de beatificación fue la Provincia Franciscana de la Asunción de la Virgen del Río de la Plata en Argentina, nombre que recibe la Orden franciscana en ese país desde hace 4 siglos, y que desde hace casi cien años se preparan para “esta gran fiesta de la Orden, de la Iglesia y de la sociedad argentina”.
El Fraile destacó que Fray Mamerto “fue un hombre que supo responder a los desafíos de su tiempo”, y añadió que la causa de beatificación inició desde su fallecimiento, en 1883, sin embargo, se hizo formalmente en 1923, promovida durante todo este tiempo por los hermanos que han pasado por la Orden, sumándose la feligresía argentina con el paso de los años.
Explicó el sacerdote que la celebración como tal está a cargo de la Arquidiócesis de Córdoba, lugar donde falleció Fray Mamerto, y donde la causa está radicada, sin embargo, la ceremonia central se llevará a cabo en Catamarca, donde su devoción es más intensa, por acuerdo recíproco. Añadió que “nosotros, como Orden actora de la causa, estamos especialmente invitados a participar de estas celebraciones”.
La Familia Franciscana en el país suramericano está muy movilizada por el gran acontecimiento, resaltó el Fraile, desde las primeras Órdenes, Frailes Menores, Conventuales y Capuchinos, la Orden Franciscana Seglar (OFS); las congregaciones de inspiración franciscana, en especial las femeninas, y la Juventud Franciscana (Jufra), y considera que “seguramente la beatificación será un punto de partida para muchas iniciativas alrededor de la figura de Esquiú”.
Mamerto de la Ascensión Esquiú nació el 11 de mayo de 1826, en Piedra Blanca, provincia de Catamarca, Argentina, y se destacó por saber responder a los desafíos de su tiempo, participando activamente en la política, diciendo a los responsables de los destinos de la patria naciente lo que era conveniente para que ese nacimiento fuera bendecido por Dios, y especialmente reconocido por su encendida defensa de la Constitución Argentina de 1853.