En esta semana, se detienen la mayoría de las actividades, estudio, trabajo, deporte, entre otras cotidianidades, cambia la rutina diaria, para dar un espacio total a Dios, como la persona más importante en la vida del hombre y la mujer de fe.
El presbítero, José David Ramírez, canciller de la Diócesis de San Cristóbal, señaló que este semana, se recuerdan los grandes acontecimientos de la vida de Cristo, como fueron su Pasión, Muerte y Resurrección, y es “santa” porque al recordar estos misterios se invita a la oración, a la penitencia y a la caridad y llevan a reflexionar de cerca la entrega total de Cristo, “al extremo de dar su vida por la humanidad, por la remisión de los pecados, por redimirnos de la muerte, de la esclavitud y sobre todo porque al resucitar, nos invita a una vida nueva. Por eso no hay muerte sin pasión y no hay resurrección sin muerte. Celebrar la pasión de Cristo nos invita a resucitar con Él, para nacer de nuevo”, dijo.
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La Iglesia por excelencia es maestra, a través de signos y símbolos la cual enseña en profundidad los misterios insondables del amor de Dios. Esta enseñanza se encuentra contenida en el significado de la liturgia, ofreciendo una experiencia de fe, esperanza y caridad al participar en las celebraciones de estos días.
Los principales símbolos son: las palmas y ramos; el vino y el pan; los óleos y el crisma, el lavatorio de pies, el fuego, el cirio pascual y velitas, agua bautismal, los colores litúrgicos y la cruz.
Señaló que toda la liturgia de la Iglesia está marcada por signos y símbolos, pero se hace un llamado de atención para distinguir, ciertamente entre los que son sacramentales y sacramentos. Los sacramentales son las procesiones, ramos, el agua entre otros, los cuales juntos invitan una vivencia de fe, pero los sacramentos fortalecen y nos dan la gracia para la santidad.
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“El común de la gente aprovecha la Semana Santa para llenar el vacío de su fe, quedándose solo con la bendición de las palmas, el agua e incluso otros caen en la superstición de llevar sábila, pero no podemos confiar la “salvación” a lo sacramental. La Semana Santa, tiene otros signos y símbolos que son mucho más importantes, como es la invitación a la conversión, confesión y comunión pascual que efectivamente ayudan a la salvación del hombre. Aseveró el Pbro. José David Ramírez, al ser consultado sobre la influencia que tienen los símbolos y signos en la vivencia de la fe” acotó.
Para Ramírez Dios abraza la realidad de su pueblo que sufre, desde las pequeñas limitaciones personales hasta las grandes guerras presentes en el mundo, el clamor de multitudes de pueblos que lloran la pérdida de sus seres queridos por la pandemia del Covid-19, los Gobiernos que siguen condenando la vida de miles de seres humanos al negarles las posibilidades para vivir dignamente, creando en el mundo un aumento de migrantes, pobreza, hambre, escasez, violación de los derechos humanos, trata de personas, violencia, represión, persecución, condena y muerte, y por último el terremoto sufrido en Turquía y Siria, que ha dejado caos y muerte.
Elaine Castro
Pasante de la UNICA