En el ejercicio del mandato divino de amor a Dios y al prójimo, las hermanas consagradas en la orden de Religiosas Adoratrices Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Caridad, hicieron presencia en nuestro estado Táchira hace más de 80 años, propagando la adoración eucarística y promoviendo la educación en valores humanos y cristianos.
Hoy, revitalizando el ejemplo de su fundadora Santa María Micaela, perseveran en su misión de acompañar y promover la liberación de las mujeres que sufren explotación por la prostitución u otras formas de opresión.
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Así lo explica la hermana María Montilla, integrante de la delegación de religiosas que hacen vida en el Colegio Jorbalan de San Cristóbal. Bajo la dirección de la Hermana Irenia Rosales, Superiora de la Comunidad, la Hermana Trinidad Valero y la Hermana Beatriz Rodríguez, comparten la devoción y cercanía con Jesús Sacramentado. Así mismo proveen ayuda espiritual y material que permita a las mujeres en estado de vulnerabilidad, emprender caminos para labrar un mejor futuro para ellas y sus familias.
Explica la religiosa que, como congregación “actualmente estamos en los cinco continentes, en América tenemos presencia en Venezuela, Colombia, Chile, Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador y en todas estas partes trabajamos por el bien las mujeres que son víctimas de la trata de personas y explotación sexual, buscamos atenderlas espiritualmente y ayudarlas para hacer posible su reinserción en la sociedad”.
Comenta que durante un tiempo las Hermanas se habían trasladado al estado Mérida. Desde el pasado mes de noviembre retornaron a San Cristóbal en atención a las necesidades que se presentan en la zona de frontera. “En este momento asistimos al Ambulatorio de La Concordia, donde nos acercamos y atendemos a las mujeres que acuden periódicamente a cumplir con requisitos sanitarios. Preparamos actividades y les invitamos a acercarse, cada una a su ritmo y de acuerdo a su realidad se va incorporando y le vamos acompañando”.
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Comentó, además, que “estamos enlazando con los servicios de Cáritas que también hacen trabajo de acompañamiento en la frontera y con parroquias eclesiásticas que atienden a personas en condición de vulnerabilidad en la zona. Muchas requieren un acompañamiento psicológico, por eso se busca trabajar en red con profesionales que las atiendan, se les dictan talleres de autoestima y se buscan alternativas de capacitación”.
“Cuando hablamos de liberación, queremos significar que la ayuda a las mujeres comienza por fortalecerlas espiritualmente, que ellas se sientan en paz y puedan tener la fortaleza para hacer cambios en su vida”. La Hermana María agrega “Contamos con laicos comprometidos que nos ayudan y se han incorporado en la obra, algunas egresadas de nuestros colegios cooperan con charlas, y donan alimentos y ropa para las mujeres y sus hijos”.
“Este trabajo se hace con mucho amor y con la fortaleza que da la oración y el diálogo con Jesús en el Sagrario. Para nosotras la Eucaristía es el momento más importante del día, es una necesidad vital”. La hermana María finalizó invitando a quienes sientan el llamado a la vida religiosa que se acerquen a la Congregación para que reciban ayuda y orientación vocacional. También pueden obtener información en la página web: www.adoratrices.com y @difuadoratrices.
Ana Leticia Zambrano