El pasado 30 de septiembre se celebró el 42º aniversario de creación del Instituto Universitario Santo Tomás de Aquino (IUESTA), quien el próximo 09 de octubre inaugura el año académico 2023-2024 con una buena noticia, el inicio de la Licenciatura en Filosofía, que se une a las carreras de Licenciatura en Teología y Educación mención filosofía impartidas en esta Alma Mater de nuestra Iglesia Local de San Cristóbal.
Formando parte del Consejo Directivo del mismo, deseo reflexionar sobre dos palabras: Discernir y Conversión. El desafío de una Conversión Intelectual invita a Discernir sobre lo que ayuda a Fortalecer las Debilidades; a su vez que Oportunidades existen frente a las Amenazas que pueden aparecer en una institución académica y eclesial.
¿Qué es la Conversión Intelectual?
La Conversión es la renovación continua de la propia vida según el querer de Dios. En nuestro caso es mirar los desafíos académicos de esta Institución Eclesiástica con capacidad de asombro desde el Kerigma, con creatividad desde un dialogo a todos los niveles, con responsabilidad desde una inter y trans-disciplinariedad y pertenencia que nos ayude a crear redes de encuentro y crecimiento. Nunca estaremos suficientemente convertidos, porque el amor cristiano no tiene nunca fin de ciclo. La conversión es un ejercicio continuo.
Criterios
En este orden de ideas, quisiera presentar cuatro criterios que la Constitución Apostólica “Veritatis Gaudium” sobre las Universidades y Facultades Eclesiásticas del Papa Francisco (27.12.2017), nos ofrece:
1º La contemplación espiritual, intelectual y existencial del “KERIGMA”, la siempre nueva y fascinante noticia de Jesús y su Evangelio, la cual debe estar marcada por vivir el asombro del misterio, como peregrinos que hacemos itinerarios y evangelizadores que comunicamos la gran Verdad. Para ello, es necesario la mística de vivir juntos, es decir, hacer comunidad académica donde se descubre al otro como ser humano a través de la escucha, donde se tolera en la convivencia propia, donde se abre el corazón y la mente hacia el bien institucional más que en proyectos personales, concretando todo esto en comunidad académica que impregne y profundice la Verdad de Jesús desde una Fe Creída y Fe Vivida.
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2º El “diálogo en todos los niveles”, no como algo táctico, sino como una exigencia intrínseca para experimentar comunitariamente la alegría de la Verdad, para profundizar su significado e implicaciones prácticas en nuestras aulas de clase. Esto nos educará en la cultura del encuentro, marcada por la comunicación y comunión con otras formas de pensar y vivir, un dialogo entre fe y cultura. Esto ya viene caminando con la actualización del pensum académico que responde a una articulación disciplinar, pedagógica y didáctica.
3º La “Inter y la trans-disciplinariedad” ejercida con sabiduría y creatividad a la luz de la Revelación. El principio vital e intelectual de la unidad del saber en la diversidad, es lo que califica una propuesta académica, formativa y de investigación en cuanto a su contenido y método. Es necesario continuar creando distintos itinerarios desde cada escuela (filosofía, teología y educación), con pluralidad de saberes desde la búsqueda armónica y dinámica de la Verdad, siempre y cuando este blindada por la cohesión y flexibilidad, organicidad y dinamismo superando la separación entre teoría y práctica.
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4º La urgente necesidad de “crear redes”, activando las oportunas sinergias con otras instituciones académicas, estadales, nacionales e internacionales, enriqueciéndonos desde la cultura del encuentro con centros especializados de investigación, que nos ayuden a estudiar los problemas locales a los que necesitamos dar una respuesta como Institución Eclesiástica Académica, desde nuestras escuelas, pensando las propuestas de investigación no como una esfera, donde cada punto es equidistante del centro y no hay diferencias entre unos y otros, sino como un poliedro que refleja la confluencia de todas las parcialidades que en él conservar su originalidad.
Al dar gracias por estos 42º años del IUESTA es necesario volver la mirada a Cristo, en cuyo rostro resplandece la Verdad que nos ilumina, pero que también es el Camino que lleva a la plenitud perdurable, siendo Caminante junto a nosotros.
Pbro. Jhonny Zambrano