Una de las características de la nueva evangelización es ir al encuentro de los que se han alejado de la presencia sacramental de Cristo en la Iglesia. Si la misión se destina para los que “no son todavía cristianos” y la pastoral “a los que ya son cristianos”, la pastoral misionera debe dirigirse entonces a los que todavía son cristianos, pero, que al alejarse están en riesgo de dejar de serlo. Es necesario retornarlos a Cristo y su Iglesia.
Es necesario recordar que la Iglesia Universal está enriquecida por culturas, tradiciones y procesos religiosos, lo cual hace que cada Iglesia Local en un país determinado sea distinta en su proceso de Nueva Evangelización. Benedicto XVI en el 2010 crea el Consejo Pontificio para la Nueva Evangelización donde señaló el “fenómeno del alejamiento de la fe” que san Pablo VI presentaba en Evangelii Nuntiandi nº 52.
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Diagnóstico
La IV Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Santo Domingo (1992) invitó a “vivificar la fe de los bautizados alejados” (Cfr. nn. 129-131). La V Conferencia en Aparecida (2007) insiste en “ir hacia todos los alejados, indicando que son aquellos abandonados del cuidado pastoral ordinario de la Iglesia” (Cfr. A. 173, 225-226). Esta situación de descuido, ausencia y abandono se da en algunas periferias pobres de nuestras ciudades.
Es necesario una “pastoral urbana misionera” que se transmita desde la atracción de una cercanía maternal para con sus hijos más alejados, necesita un acercamiento gratuito, radical y sin exclusión. Por ello, reducir la evangelización a “una campaña de marketing” es una especie de proselitismo religioso.
Podemos pensar en cuántos niños se han bautizado en nuestras parroquias, será que a esos mismos niños, nos hemos preocupado de acompañar en la catequesis, visita a sus comunidades y darles acompañamiento invitándolos a incorporarse en las CEB de la parroquia, les hemos asistido con alguna necesidad…?
Desafíos
Nuestras parroquias de ciudad van creciendo en población, cada vez con más particularidad, es necesario buscar los modos de interpelarlos en su libertad personal y facilitar que se dejen atraer por la gracia de Jesucristo, reconociendo que Dios actúa en los corazones antes de que llegue el anuncio o el adoctrinamiento.
Un paradigma misionero debe dirigirse al corazón de los que están o se sienten más alejados, para que se dejen asombrar y tocar por el gran amor de Dios. Jesús en su itinerario formativo presente en el Evangelio hunde sus raíces en la naturaleza de la persona y en su invitación personal, llamando a cada uno por su nombre y ellos le siguen porque algo del Maestro les ha cautivado.
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Una estrategia pastoral, es que el Señor despertaba las aspiraciones más profundas y los atraía llenos de asombro. El discípulo es alguien apasionado por Jesucristo. La Iglesia atrae cuando vive en comunión, pues los discípulos de Jesús serán reconocidos si se aman los unos a los otros como él nos amó. Es necesario una pastoral kerigmática, donde cada hombre y mujer se encuentre con el Señor, lo escuche y siga.
Pedagogía
Lucas nos deja una gran pedagogía de Jesús en Emaús: Él para acercarse a los que se van alejando por el camino y hacerlos retornar, se les hace el encontradizo (primerea), camina con ellos (involucra), comparte sus inquietudes, preguntándoles, escuchándolos, acompañando a formar comunidad (acompaña), luego comparte la mesa y el alimento (Celebra) y finalmente obtienen lo necesario, comienzan a ver la presencia del resucitado en sus vidas y se devuelven de donde habían partido: Jerusalén (fructifican) ¿Cómo actualizar este pasaje de Emaús en método evangelizador desde una experiencia transformadora frente a los que se han o están alejando? (Cfr. Lc 24)