“Disciplina y Abnegación” es el lema de los héroes de azul, conocidos principalmente por el combate y la extinción de incendios pero cuya labor no se limita solo a eso. Atención médica pre-hospitalaria, tala y poda preventiva de árboles, inspección de edificios, capacitaciones y formaciones en materia de seguridad y prevención de incendios o el rescate de personas en accidentes de tránsito, es tan solo una parte del trabajo del Cuerpo de Bomberos del Municipio San Cristóbal.
Fundado el 28 de noviembre de 1952, este organismo es conformado por más de 80 funcionarios bomberiles que ponen en servicio sus vidas para salvar las de otros, exponiéndose a situaciones riesgosas a nivel físico y que implican una gran fortaleza e inteligencia emocional.
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En promedio, el sentimiento que predomina al momento de sonar la alarma de emergencia es la adrenalina, que posteriormente evoluciona a la satisfacción personal de poder haber ayudado a quién lo necesitaba. Sin embargo, no todo es color de rosas. Los procedimientos no siempre son exitosos, hay ocasiones donde el llamado de auxilio llega tarde y al llegar los bomberos, no hay mucho que se pueda hacer, como ha sucedido en el caso de los incendios.
Cuando se les pregunta cuál ha sido la experiencia que los haya marcado estando en servicio, muchos coinciden que son las situaciones que involucren bebés o niños, ya sean accidentes de tránsito, rescates o incendios de estructura. En los testimonios, resalta la anécdota de uno de ellos.
“Ese día atendimos una llamada de un incendio de estructura, pero al ingresar una señora nos dice que había un niño dentro de la vivienda aún, entramos dos personas, un compañero y yo. Era como una vecindad, fue cerca del IUFRONT, empezamos a tumbar puertas entre los dos dándole golpes con los cuerpos hasta tumbarlas. En cada habitación había cosas de niños, seguíamos buscando y aún no lo encontrábamos, hasta que solo quedaba una que era la habitación donde estaba el incendio, pero por el fuego no podíamos entrar. Cuando se logra sofocar el incendio, ingresamos y conseguimos una cuna ya toda quemada con un cuerpo de un bebé de 8 meses aproximadamente completamente carbonizado”, expresó.
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“Esa imagen no se me borra, yo la asocié en ese momento con mi hija que tenía esa misma edad, yo salí del sitio y llamé a mi casa a pedir que me la cuidaran mucho. Desde que soy padre todo lo que tiene que ver con niños me toca esa fibra con mis hijas, eso fue hace quince años y aún me afecta (…) yo no pude salvar a ese niño”, narró entre lágrimas.
Experiencias como estas dejan huella en la vida de quienes las experimentan. La Psic. Jhonnyrai Peñuela, quien es la encargada de brindar la atención psicológica no solo para el personal bomberil sino también para la población general, explicó que al igual que el resto de la población, los bomberos experimentan conflictos o problemas personales.
Pbro. Jhonny Alberto Zambrano Montoya