La celebración de las misas de aguinaldos constituye una hermosa tradición que se lleva a cabo especialmente en Venezuela, en preparación a la conmemoración del nacimiento de Jesús, nuestro salvador. Desde el 16 de diciembre, los católicos madrugan para ir a las Iglesias y participar de la eucaristía que se distingue por sus alegres cantos.
El presbítero Jean Carlos Gómez Yanez, párroco de la iglesia San Miguel Arcángel y director de la Catequesis Diocesana señaló que el sentido pastoral de esta tradición es acercarnos a Jesús, quien nació en Belén hace más de dos mil años, y desea que cada uno le acepte y reciba en su corazón.
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“Madrugamos para celebrar la misa con la actitud de quien aguarda por la llegada de Cristo, no al pesebre, sino a nuestra vida, a nuestro corazón. Y la intencionalidad pastoral de todo es que Jesús se actualice en nuestras vidas, en el amor, en la misericordia; por eso es importante estar allí para recibirle y luego de ello poder salir a asumir cualquier desafío, especialmente el de la caridad hacia los hermanos” dijo el presbítero.
Al comentar sobre la evolución histórica de estas tradición, el sacerdote apuntó que la celebración de las misas de aguinaldo como actualmente se conoce, es producto de las iniciativas de evangelización realizadas luego de la llegada de los españoles a América, de manera que a ella se han unido otras tradiciones como las de las posadas.
El Padre Yanez ofreció detalles interesantes sobre las misas de aguinaldos:
- – El origen se remonta al año 147, en la carta del Papa Telésforo donde estableció que la noche del 24 de diciembre, los sacerdotes celebraran misas y cantaran el himno de los Ángeles: “Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”, para que esta fiesta ocupara el lugar de culto al sol que realizaban los paganos, y que los cristianos tuvieran presente que Cristo es el sol de la salvación.
- – En el año 380, en el Concilio de Zaragoza se acordó tener cultos especiales de preparación a la Navidad a partir del 16 o 17 de diciembre. De allí se iniciaron los octavarios y novenarios.
- – Hacia el año 1587, Diego de Soria, fraile agustino, superior del Convento de San Agustín (México), obtuvo del Papa Sixto V el permiso para celebrar las misas de aguinaldo en horas de la madrugada, con la intención de que los esclavos pudieran asistir antes de comenzar con sus faenas.
- – Para favorecer la evangelización, este sacerdote ideó también las llamadas posadas, visitando las casas y dando a cada día del novenario una intención diferente: humildad, fortaleza, desapego, caridad, confianza, justicia, pureza, alegría y generosidad.
- – Conforme se mantuvo la tradición en algunos países, el Papa León XIII aprobó la inclusión de los cantos y parrandas en las misas, además de autorizar a los sacerdotes el uso de ornamentos blancos. También otorga indulgencia plenaria a los fieles que asistan, se confiesen y comulguen durante los nueve días. Este privilegio fue concedido a Venezuela, Filipinas, Islas Canarias, Puerto Rico y México.
Para concluir, el director de catequesis de la Diócesis de San Cristóbal ratificó que si bien la participación en las misas de aguinaldos es significativa, las eucaristías del 24 y 25 de diciembre son fundamentales para encaminarnos a Cristo Jesús, quien es el sendero, la luz verdadera, el sol que nace de lo alto y que ilumina nuestras vidas.
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Ana Leticia Zambrano