El Papa Francisco compartió sus reflexiones personales, sus emociones y todo lo que le quedó en el corazón tras su viaje a Asia y Oceanía, viaje apostólico porque no es un viaje turístico, aclaró, sino para llevar la palabra del Señor, para hacer conocer al Señor, también para conocer el alma de los pueblos”.
Como acostumbra a hacer al regreso de sus visitas apostólicas, el Pontífice reveló a los fieles sus impresiones de cada etapa, y explicó que quiso seguir el ejemplo de Pablo VI, que en 1970 visitó “largamente Filipinas y Australia, pero también haciendo escala en varios países asiáticos y en las islas Samoa”, mientras que fue San Juan XXIII quien salió por primera vez del Vaticano para ir “en tren a Asís”.
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“Un viaje memorable” el de Papa Montini, que Bergoglio ha intentado seguir, limitándose a Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur, “pero con algunos años más”, bromeó, dando gracias a Dios por haberle “permitido hacer ya de anciano Papa” lo que a él “le hubiera gustado hacer de joven jesuita”.
Reflexión
Una primera reflexión que surge espontáneamente tras este viaje es que, al pensar en la Iglesia, seguimos siendo demasiado eurocéntricos o, como se suele decir, “occidentales”.
“En realidad, ¡la Iglesia es mucho más grande y me permito decir está más viva en esos países! Lo experimenté con emoción cuando conocí esas comunidades, escuchando los testimonios de sacerdotes, monjas, laicos, especialmente catequistas los catequistas son aquellos que llevan adelante la civilización. Iglesias que no hacen proselitismo, sino que crecen por «atracción”, como decía sabiamente Benedicto XVI.
El Pontífice habló en primer lugar de Indonesia, donde “los cristianos son alrededor del 10%, y los católicos el 3%”, y sin embargo la Iglesia es “viva, dinámica, capaz de vivir y transmitir el Evangelio”. Una nación “que tiene una cultura muy noble, capaz de armonizar la diversidad” y que cuenta con “la mayor presencia de musulmanes del mundo”.
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En ese contexto, tuvo la confirmación de cómo la compasión es el camino por el que los cristianos pueden y deben caminar para dar testimonio de Cristo Salvador y encontrarse al mismo tiempo con las grandes tradiciones religiosas y culturales.
Y, a propósito de la compasión, el Papa invitó a no olvidar las tres características del Señor: “cercanía, misericordia y compasión”, y añadió que “sí un cristiano no tiene compasión, no sirve para nada”.
Fraternidad
Es a través de “fe, fraternidad, compasión” palabras, por cierto, elegidas como lema de la visita al país como el Evangelio entra en la vida cotidiana de los indonesios, explicó Francisco.
Allí vi que la fraternidad es el futuro, es la respuesta a la anti-civilidad, a las tramas diabólicas del odio y la guerra, también del sectarismo.
En Papúa Nueva Guinea, donde “las diferentes etnias hablan más de ochocientas lenguas”, un ambiente, por tanto, “ideal para el Espíritu Santo, que ama hacer resonar el mensaje del Amor en la sinfonía de los lenguajes”, porque “el Espíritu Santo es sínfonía, es armonía”, el Papa dijo haber redescubierto la belleza de la “Iglesia misionera en salida”, donde misioneros y catequistas están comprometidos.
Luego Francisco se detuvo en un bonito recuerdo que le quedó de la visita a Vanimo, donde los misioneros están entre el mar y las selvas. “Entran en la selva para buscar a las tribus más escondidas”.
Vía Vatican News