Sobre la Colina de Toico se levanta una cruz imponente que, además de ser el corazón de una Iglesia centenaria, hace palpitar el corazón de cuantos le contemplan. Este latir no es en virtud de una mera fascinación artística, sino de un profundo sentido de pertenencia del pueblo santo de Dios que peregrina en el Táchira, pues sabe que allí, a la sombra de la cruz de Cristo, se forman sus futuros sacerdotes.
La Iglesia Local de San Cristóbal arribó este 12 de octubre a su centésimo segundo aniversario y un signo especialísimo para contemplar la acción misericordiosa y permanente de Dios, en medio de estos valles andinos es precisamente el Seminario Diocesano Santo Tomás de Aquino, que también se prepara para celebrar su centenario el 02 de febrero del año próximo. Contemplar el Seminario, es contemplar al Buen Dios que atiende la voz de su pueblo que constantemente le implora: ¡Señor, danos sacerdotes santos!
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Si bien es cierto, el Seminario ha sido preocupación y ocupación primordial de los cinco obispos que hasta ahora han pastoreado esta porción de la Iglesia, y esta predilección ha sido transmitida al pueblo tachirense, el cual se ha sabido identificar con esta casa, identificación tal que ha llevado a que se sientan también responsables de su pleno funcionamiento.
Expresión de esto los agricultores que donan verduras y hortalizas; los empresarios que comparten el fruto de sus esfuerzos; las familias que donan sus hijos para el servicio de las cosas que son de Dios, pero, sobre todo: expresión de esto es la oración, que es la mejor de las ayudas y regalos.
Al arribar a su centésimo segundo aniversario, la Diócesis de San Cristóbal reitera con viva voz que tiene “Cultura Vocacional”, que las vocaciones son parte esencial de su ser y su hacer. Con alegría celebra el pueblo de Dios cuando un joven recibe la llamada, cuando decide entrar al Seminario; con alegría lo acompaña en su proceso formativo, y con mayor alegría aún celebra cuando la Iglesia confirma la llamada del elegido mediante la ordenación. Cada pueblo y región, con sus matices y costumbres, celebra esta manifestación de la misericordia de Dios, la ordenación de uno de sus hijos.
Desde el Seminario, corazón de la Diócesis de San Cristóbal, felicitamos a nuestra Iglesia Local con ocasión de su aniversario y agradecemos profundamente las oraciones de cada una de las comunidades parroquiales y de cada fiel, agradecemos las manifestaciones de su confianza y caridad mediante sus ayudas. Si los seminaristas somos la respuesta a sus oraciones pidiendo sacerdotes, ustedes son para nosotros también la respuesta la plegaria constante al Señor pidiéndole su auxilio y providencia.
Carlos Peña
Seminarista