Monseñor Lisandro Rivas, obispo de la diócesis de San Cristóbal señaló que este año jubilar es una oportunidad para renovar los principios cristianos y esto debe llevar a una conversión personal, comunitaria, eclesial y social que permita llevar efectivamente la esperanza de una convivencia fraterna.
Mencionó que la Iglesia ha estipulado un camino que se cristaliza en gestos como las peregrinaciones a los templos que se han establecido en Roma y en cada Diócesis.
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“En estas iglesias vamos a tener la oportunidad de la confesión, que es el sacramento que nos reconcilia con Dios misericordioso, quien perdona todos nuestros pecados y nos invita a empezar una vida nueva”.
Explicó que para ganar la indulgencia plenaria que ofrece el año jubilar, se debe participar en la eucaristía en el santuario o parroquia que se ha declarado como lugar de peregrinación. Segundo, hacer una confesión con verdadero propósito de enmienda. Luego, orar por las intenciones del Santo Padre, que bien puede ser meditando un Padre Nuestro, Ave María, o un Credo y hacer la caridad, especialmente con los hermanos más necesitados.
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“Hoy cuando hay tantas necesidades, son muchas las posibilidades de ensanchar el corazón y abrir la puerta santa del corazón para acoger a los hermanos necesitados”.
Conversión eclesial
Monseñor Lisandro se refirió al compromiso de la Iglesia, señalando que este año jubilar también representa una oportunidad para renovar la acción evangelizadora y pastoral.
“Es también un tiempo para renovarnos como estructura eclesial, para lo cual, en nuestra Diócesis tenemos el proyecto de pastoral del tercer sínodo, que durante este año lo vamos a ir implementando y que nos va a llevar a tomar unas decisiones que van a proyectar nuestra Iglesia local como una gran familia, por caminos de esperanza, de justicia y de paz”.