Este domingo en la iglesia Sagrario Catedral de San Cristóbal, se celebró la última misa del novenario dispuesto para honrar la partida con el creador y pedir por el descanso eterno de su alma de monseñor Mario del Valle Moronta, obispo emérito de la Diócesis de San Cristóbal.
La Santa Misa estuvo presidida por Monseñor Lisandro Rivas, obispo de la Diócesis de San Cristóbal y concelebrada por monseñor Juan Alberto Ayala, obispo auxiliar de la Diócesis de San Cristóbal, además estuvo presente en pleno los miembros del vicariato de la parroquia San Sebastián que comprende los arciprestazgos san Pedro, san Pablo y santa María.
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El pueblo de Dios, siempre demostrando el gran amor y cariño que tenían por monseñor Moronta también estuvieron presentes para que con sus oraciones honrar la memoria del peregrino que se enamoró del estado Táchira y que pese a las adversidades siempre luchó a través del Evangelio por los más necesitados y por aquellas víctimas de injusticias.

La homilía estuvo a cargo de monseñor Juan Alberto Ayala, obispo auxiliar de la Diócesis de San Cristóbal, quien con unas sentidas palabras hizo un recorrido por la vida de un hombre, un sacerdote, un defensor y un pastor que con entrega cobijó a todos los que formaban parte de la grey tachirense y defendió en todo momento a los sacerdotes como guías ineludibles para que la palabra de Dios llegué a todos los rincones, no solo del Táchira, sino del mundo.

“Hoy con corazón agradecido podemos decir sin derecho a equivocarnos que monseñor Mario del Valle Moronta siempre fue un hombre de Dios, que nos enseñó a amar a Dios, a los hermanos y sobre todo a los más pobres y alejados de la sociedad (…) a luchar por las vocaciones sacerdotales y religiosas, a promover la vocación sacerdotal y a ver en los sacerdotes otro Cristo capaz de demostrarle a las futuras generaciones el mundo fascinante que se siente siendo sacerdotes de Dios altísimo”.

Monseñor Ayala destacó que dentro de las premisas de quien llevará las riendas de la Iglesia Local durante 25 años estuvo la de anunciar la verdad del Evangelio y denunciar la maldad que tanto daño hace al mundo de hoy.
“A todos nos invitó a ser fuertes, a no tener miedo, a ser capaces de proponer el Evangelio de la vida en todo momento. A no dejarnos vencer por los obstáculos, ni sentirnos derrotados ante los momentos difíciles de la vida, al contrario, siempre nos hizo ver que todo lo que pudiera pasarnos serviría de enseñanza y nos animaría a hacer las cosas de la mejor manera posible”.

Como un luchador incansable, también fue recordado, de allí que monseñor Ayala aseveró que el pastor Mario del valle Moronta nunca soltó la cruz que le tocó llevar y lejos de él bajarse de las cruces que le tocó vivir siempre confrontó su vida pese a los momentos de incertidumbre que vivió.
“Un pastor que cuida, protege, acompaña y guía a su pueblo por el camino del bien. Esta fue la misión de nuestro querido padre y pastor monseñor Mario Moronta, pues en medio de su pastoreo realizado como la de un padre supo cuidar de cada uno de nosotros, supo anunciar la paz y la verdad y ser testigo de ella”.

El obispo auxiliar resaltó el amor que siempre dispuso por el estado que lo recibió con los brazos abiertos llenándolo de amor, de esperanza, de unión siempre bajo la mano misericordiosa del creador.
“Recordaremos al pastor que siempre tuvo un espacio para hacer que la belleza de nuestro estado Táchira fuera cada día más sólida e irradiara el amor por la humanidad (…) por la calidad humana, la fe, la esperanza y el amor de su gente y la fecundidad de las familias sólidas en el amor, la unidad y la fraternidad”.
Una despedida llena de amor
Acompañados de las delicadas melodías de la coral Vox Dei bajo la dirección del maestro Javier García se cerraron los actos de amor para monseñor Mario del Valle Moronta. El obispo de la Diócesis de San Cristóbal, monseñor Lisandro Rivas, agradeció a todos los que acompañaron durante los últimos días al pastor peregrino.
Saludó a la familia Moronta Rodríguez a quienes les retribuyó con bendiciones su cercanía con la Iglesia del Táchira. Asimismo, elevó oraciones por el personal médico, los sacerdotes y todos los que participaron con esperanza cristiana en las honras fúnebres y el novenario por el eterno descanso de monseñor Moronta.

Al cierre los presentes pasaron al recinto donde reposa monseñor Mario del Valle Moronta a los pies del Cristo de Limoncito para bendecir la lápida y orar por su descanso eterno y por la continuidad de su legado de Servidor y Testigo.
Prensa DSC
Vicaría Episcopal de Comunicación