El próximo 30 de agosto, a las 10:30 a.m. se llevará a cabo en la parroquia Sacratísimo Corazón de Jesús, en el sector de Laguna de García, municipio Uribante, se llevará a cabo la ordenación sacerdotal del diácono Carlos Yoel Urbina García, bajo el lema “por la gracia de Dios, soy lo que soy”, 1Co 15,10.
Hijo de José Inocente Urbina y Rosa Edilia García (-), tiene tres hermanos, Ricardo, Nancy y Alejandro, cuya familia se encuentra muy orgullosa de tener pronto un pastor que se suma a la Iglesia Local, para llevar un mensaje de fe y evangelización al pueblo de Dios.
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Nativo de Uribante, vivió su niñez en Socopó, en el estado Barinas, donde compartió grandes momentos con su familia y amigos. Cumplidos los 13 años ingresó al Seminario Diocesano Santo Tomás de Aquino, para cursar estudios de bachillerato para luego asistir al Seminario Mayor para el sacerdocio.
¿De dónde vino la vocación?
Desde niño. Mi familia ha sido muy católica, ellos me llevaban a misa, así que siempre estuve cerca de la eucaristía y de los sacerdotes, a quienes vi como un ejemplo. Allí estaba el padre Albarracín, quien fue como una inspiración vocacional en mi vida, quien con sus consejos ayudó a guiar mi vida.
Cuando estaba en tercer grado no quería estudiar, pero el padre me motivó, me esforzó y me hizo conocer la importancia del estudio.

¿Cómo fue la vida en el Seminario?
Cuando yo era niño, mi hermano estudiaba en el seminario, por lo que yo iba dos veces por mes a verlo, allí la estructura, sus espacios, la piscina, hicieron que me motivara a estar en ese recinto. Fue una experiencia muy bonita de acompañamiento por los sacerdotes, donde pude ver un estudio de la vida que fue más allá de ser católico.
Me ayudó mucho la oración, el Santo Rosario, la misa diaria, la exposición del Santísimo y el acompañamiento del obispo auxiliar, monseñor Juan Alberto Ayala, a quien le debo mi agradecimiento por sus consejos en todo momento.

A él me lo encontraba en la capilla, a veces cuando yo entraba o salía, lo que me demostró que los sacerdotes también son formadores. En mi experiencia de caridad y servicio que se realiza en el mes de enero, la hice en Policlínica Táchira, donde pude visitar las habitaciones para orar con ellos o los invitaba a la capilla para rezar allí.
¿Cuál fue la experiencia en el Seminario Mayor?
Al ingresar a Filosofía ya sabía lo que quería, que era ser sacerdote, acompañado de los formadores, de mis compañeros. Mi curso fue numeroso, éramos cinco, siendo yo el último.
Fuimos un grupo que nos acompañamos, ayudamos, todos somos deportistas y hoy día, tenemos una amistad muy bonita.

¿Dónde realizó labor pastoral?
Estuve en la Fundación San Rafael, en el Seminario, donde tuve la oportunidad de conocer a los bienhechores, quienes se desprenden de lo que tiene, sea poco o mucho para darlo al seminario.
También acompañé a mi parroquia en conjunto con la parroquia Santa Teresa de Jesús. Allí tuve la oportunidad de acompañar a las comunidades y establecer una relación de pastoral con las personas, que sirvieron para fortalecer mi vocación.
¿Cómo ve la fe católica en el Táchira?
La fe de un gocho es distintiva, que los identifica por la vida que llevan. Hablamos que no es una fe aislada, sino que se pone en práctica todo el tiempo gracias a la asistencia a las misas, peregrinaciones, rezo del rosario.

¿Se imaginaba que iba a ser sacerdote?
Fueron más de 10 años de formación, donde estoy a pocos días de ser ordenado, soy el hombre más feliz del mundo y estoy preparándome para la misión que Dios me dio.
¿De no haber sido sacerdote, que le habría gustado hacer?
Me hubiese convertido en un buen campesino, porque me gusta mucho la actividad de la agricultura y ganadería.
¿Qué dice su familia sobre la ordenación?
Están muy contentos, ellos han sido un gran apoyo a lo largo de todo este camino que he tenido que realizar.

¿Algún plan a futuro?
Siempre vi mi vida como un sacerdote de pueblo. Si se da la oportunidad de estudiar en el exterior no cerraría la puerta, pero mientras tanto me gusta estar aquí para poder “servir al pueblo de Dios, el de las aldeas, casería y comunidades”.
En mi diaconado que hice en San Joaquín de Navay, entendí que es lo que quiero, poder estar en un pueblo, ayudando a la gente.
Maryerlin Villanueva