El cuarto domingo de Pascua, litúrgicamente es dedicado a la figura del Buen Pastor, con una invitación particular a cuantos el Señor ha llamado a la vida sacerdotal y a ponerse en camino al servicio del Pueblo de Dios con la generosidad, la dedicación y el sacrificio de la propia vida. Aun, en medio de la dificultad que existe a nivel mundial, los pastores no hemos dejado de dar la vida por las ovejas como la puerta y el Buen Pastor que se es. En el Evangelio de San Juan, Él usa esta imagen refiriéndose a Él mismo ya que es la puerta por la cual todos estamos invitados a pasar. Él es el Buen Pastor que conduce a sus ovejas por senderos tranquilos hacia los mejores pastos. Los que no permiten esto son ladrones y matan las ovejas sin ninguna compasión.
En esta jornada, se nos habla del impacto que la presencia de Cristo, resucitado de la muerte, tiene en cada uno de nosotros. Los católicos hacemos vida en esta experiencia con la cual se promueven, se aprenden y se viven las características sencillas de la vida cristiana: la oración y la Eucaristía, la instrucción en la fe y la adhesión al Evangelio. Cada uno de nosotros debemos configurarnos al Buen Pastor, siguiendo sus enseñanzas, su ejemplo y su presencia en nuestros corazones. El verdadero pastor no se aprovecha de la grey, sino que se pone a su servicio con la colaboración de otras figuras presentes en el Evangelio, indicado esto en quien custodia, el que guarda, el que cuida. El pastor llama a sus ovejas, a cada una por su nombre, camina junto a ellas y ellas lo siguen porque conocen su voz.
Es necesario, junto con San Juan, encontrar en Dios el sentido de nuestra vida cristiana, ya que somos hijos de Dios y debemos luchar siempre por mostrarnos como tal. “Cristo es el verdadero pastor, que realiza el modelo más alto de amor por el rebaño: Él dispone libremente de su vida, nadie se la quita, sino que la dona a favor de las ovejas. En abierta oposición a los falsos pastores, Jesús se presenta como el verdadero y único pastor del pueblo: el mal pastor piensa en sí mismo y explota a las ovejas; el pastor bueno piensa en sus ovejas y se dona a sí mismo. A diferencia del mercenario, Cristo pastor es un guía pensativo que participa en la vida de su rebaño, no busca otro interés, no tiene otra ambición que la de guiar, alimentar y proteger a sus ovejas. Y todo esto al precio más alto, el del sacrificio de la propia vida. (Papa Francisco). Si el reflejo de nuestra vida es lo que vivimos en nombre de Dios, podremos entonces sentirnos configurados a Él y junto a ello, seremos testigos de la verdad, extendiendo el Evangelio a todos sin exclusión en medio de la crisis que estamos viviendo en la actualidad en nuestro país y en el mundo entero.
Hoy la Iglesia está viviendo un periodo de cambio particular y a la vez maravilloso. Estamos recorriendo por un camino de esperanza, de purificación y de fe, donde nos estamos arriesgando seguir a Cristo con más valentía y convicción. Las ovejas siguen y seguimos la voz del Pastor con gusto y confianza, con docilidad y seguridad, porque se percibe cada vez más que todo el camino recorrido tiene siempre más acentuado el deseo de donarse, dar la vida y caminar juntos en su nombre, siendo así verdaderos testigos del Evangelio.
La vida y el ministerio de María, es único e irrepetible, ya que es modelo de cada vocación cristiana. María debe contar en la vida cotidiana de todos y cada uno de nosotros, pues ella nos invita a seguir su ejemplo: “hagan lo que Él les diga” (Jn 2,5). Se nos invita, por tanto, a pedir su intercesión por todos los pastores de nuestra Iglesia, por todos y cada uno de aquellos que viven en Dios y a través de Él, se esfuerzan por ser verdaderos discípulos del resucitado. Así sea.
Y como detalle de esta jornada, envíale a tu párroco, sacerdote amigo, sacerdote familiar, sacerdote conocido y seminarista, un mensaje de agradecimiento por ser un Buen Pastor y animándolo a configurarse siempre más a Cristo.
“Queridos hermanos: Particularmente en esta Jornada, como también en la acción pastoral ordinaria de nuestras comunidades, deseo que la Iglesia recorra este camino al servicio de las vocaciones abriendo brechas en el corazón de los fieles, para que cada uno pueda descubrir con gratitud la llamada de Dios en su vida, encontrar la valentía de decirle “sí”, vencer la fatiga con la fe en Cristo y, finalmente, ofrecer la propia vida como un cántico de alabanza a Dios, a los hermanos y al mundo entero. Que la Virgen María nos acompañe e interceda por nosotros.” (Mensaje del Santo Padre Francisco para la 57 jornada mundial de oración por las vocaciones. Las palabras de la vocación, 8 de marzo 2020.)
#YoTengoUnAmigoSacerdote
#HoyMasUnidosQueNunca
#TuPuedesSerSacerdote
José Lucio León Duque
Sacerdote de la Diócesis de San Cristóbal