Maicao, territorio fronterizo con la Guajira venezolana estaba reconocido por ser uno de los principales mercados de contrabando de combustible venezolano hacia territorio colombiano. Hoy el negocio cambió. En plena pandemia, el foco se centra en el pase de los venezolanos por las llamadas trochas o pases ilegales, con el único fin de evadir las normas sanitarias impuestas por el gobierno venezolano a fin de frenar la pandemia del coronavirus.
El cordón sanitario que ejecuta el plan establecido por las Fuerzas Armadas Nacionales es burlado a diario por los denominados trocheros, que cobran hasta 200 dólares a los connacionales en el trayecto quienes pueden ser estafados, según lo corroborado durante un recorrido realizado en la frontera por la reportera de Telesur, Madeleine García.
El trabajo de la reportera destaca que los motorizados marcan la ruta. “Son los connacionales que van pagando y pagando”. Cinco jóvenes venezolanos provenientes de Barranquilla hicieron una parada para hacer trasbordo. Al ser interpelados por la reportera sobre la evasión de las rutas legales para no pasar por los Puestos de Asistencia de Salud Integral donde posteriormente deben guardar su debida cuarentena, los connacionales no se inmutan, e ignoran a la reportera. Dicen que son los motorizados los que marcan la ruta.
«Observen con atención, en las motos llevan desde el perro pitbull hasta la mudanza, muchos no llegan a su destino final, son robados y estafados. Pueden ser detenidos en los controles. Gastan hasta 200$ en el trayecto, estos motorizados solo cobran 10 y se arriesgan al #COVID«, reza uno de los post de García.
«Guana es el último pueblo de la Guajira #venezolana que hace frontera con #Colombia por el lado del Divino Niño que lleva hasta Maicao. 75 familias corren riesgo por la entrada ilegal de connacionales #venezolanos. Atribuyen a las medicinas tradicionales Wayuü no tener COVID», reza otro de los post.
«Colombia no ha puesto de su parte, para las autoridades colombianas es normal que ellos pasen por aquí. El mismo gobierno los ha tipificado como bioterroristas (los trocheros), los motorizados han sido los más afectados», dice el habitante de la región que fue entrevistado por García, quien asegura que los motorizados hacen este trabajo porque prevalece la necesidad y asumen los riesgos.
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