«Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión». Este es el tema de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos convocada por el Papa Francisco. Durante el pontificado, el Santo Padre ha mencionado repetidamente que la sinodalidad es un camino principal en la vida de la Iglesia. Con motivo del 50 aniversario de la institución del Sínodo de los Obispos, el 17 de octubre de 2015, pronunció estas palabras: «Lo que el Señor nos pide, en cierto sentido, ya está contenido en la palabra Sínodo. Caminar juntos – laicos, pastores, obispo de Roma – es un concepto fácil de expresar, pero no tan fácil de poner en práctica».
Una pirámide invertida
La sinodalidad, subrayó el Papa en 2015, ofrece «el marco interpretativo más adecuado para comprender el propio ministerio jerárquico». «Si entendemos que, como dice San Juan Crisóstomo, la Iglesia y el Sínodo son sinónimos, también entendemos que en él nadie puede ser elevado por encima de los demás». «Por el contrario, explicó el Santo Padre, en la Iglesia es necesario que alguien ‘se agache’ para ponerse al servicio de los hermanos en el camino». Jesús estableció la Iglesia «colocando el Colegio Apostólico en su cima, en el cual el apóstol Pedro es la roca». Pero en esta Iglesia, «como en una pirámide invertida, la cumbre está debajo de la base». Francisco observó que los que ejercen autoridad «se llaman ministros porque, según el significado original de la palabra, son los menos importantes».
Niveles de sinodalidad
El primer nivel de ejercicio de sinodalidad se lleva a cabo en Iglesias particulares. El segundo nivel es el de las Provincias y Regiones Eclesiásticas, de los Consejos Particulares y especialmente de las Conferencias Episcopales. El último nivel es el de la Iglesia universal. «Aquí el Sínodo de los Obispos, que representa al episcopado católico, recordó el Papa, se convierte en una expresión de colegialidad episcopal dentro de una Iglesia completamente sinodal».
Sínodo y sinodalidad
Inspirándose en las palabras de Francisco con motivo del 50 aniversario del establecimiento del Sínodo de los Obispos, la Comisión Teológica Internacional realizó, en 2018, un estudio sobre la sinodalidad en la vida y la misión de la Iglesia. Sínodo – se lee el documento – es una palabra antigua en la tradición de la Iglesia. Se compone de la preposición σύν (con) y el sustantivo ὁδός (vía). Indica el camino recorrido por el Pueblo de Dios. Desde los primeros siglos, como se recuerda en el documento, las asambleas eclesiales convocadas en varios niveles se designan con la palabra «sínodo» para discernir, a la luz de la Palabra de Dios, preguntas doctrinales, litúrgicas, canónicas y pastorales.
El término sinodalidad – subraya el estudio – indica «el modus vivendi et operandi específico de la Iglesia del Pueblo de Dios que manifiesta y concretamente se da cuenta de que es una comunión en el que se camina juntos, se reúne en la asamblea y todos sus miembros participan activamente en su misión evangelizadora». El concepto de comunión expresa «la sustancia profunda del misterio y la misión de la Iglesia», que en la celebración eucarística «tiene su fuente y culminación». (Vatican News)