El 11 de agosto de 1903 nacía en la ciudad de Caracas, Carmen Elena Rendiles Martínez una religiosa que por sus acciones y un ejemplo esperanzador se erigió como una guía y fuente de espiritualidad de quienes, junto a ella, forjaron una historia sustentada en la Congregación de Siervas de Jesús de Venezuela.
Fue la tercera de siete hermanos que componían el matrimonio de Ramiro Antonio Rendiles y Ana Antonia Martínez.
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“La niña vino al mundo con una discapacidad física pues le faltaba el brazo izquierdo y durante toda su vida llevó una pesada prótesis que no le impidió desarrollar sus labores del hogar, ni de estudiar o desempeñar cualquier oficio dentro de la institución religiosa (…) el día 24 de septiembre de 1903 fue bautizada en la parroquia de Santa Teresa y Santa Ana, hoy Basílica Santa Teresa, y recibió el sacramento de la confirmación el 28 de octubre de 1905”.
Vocación y fervor
A los quince años era evidente el fervor que brotaba de su ser por convertirse en una servidora de Dios, sin embargo, una afección la mantuvo alejada por un tiempo de toda relación social, en ese lapso además de su recuperación se entregó a la oración diaria y constante.
“Fue entonces cuando su vocación se manifestó con mayor claridad y empezó a desarrollarse en la vida cristiana como catequista y fuente de apostolado para sus familiares y amigos (…) el 25 de febrero de 1927, a los 24 años y luego de recorrer varios conventos tocó a las puertas de la Congregación de Siervas de Jesús en el Santísimo Sacramento en Caracas, una institución de origen francés recién llegada a Venezuela, que no vestían hábito para colmar los deseos de humildad y pobreza. Ahí la esperó el Señor y le mostró claro el camino”.
A los 33 años es nombrada maestra de Novicias y poco después gracias a su desempeño se erige como Superiora de la Casa Madre en Venezuela, con su vocación de ayuda las obras de la institución tomaron mayo relevancia y se registraron en distintos estados de Venezuela.
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“A partir de 1942, la Congregación inicia su labor educativa, fundando los Colegios Betania, Santa Ana, Belén y Nuestra Señora del Rosario. En el servicio que prestaban a varias parroquias, también contribuyen con la elaboración de las hostias y ornamentos litúrgicos”.
Con un agotamiento físico pronunciado ante su constante trabajo la madre murió a los 74 años el 9 de mayo de 1977.
“El 18 de diciembre de 2017 la Santa Sede aprobó un milagro ocurrido por intercesión de Madre Carmen, cuando sanó el brazo de la doctora Trinette Durán de Branger lo que le permitió convertirse en la tercera beata de Venezuela (…) fue elevada a los altares como tercera Beata de Venezuela y primera de Caracas el 16 de junio de 2018”.
Carlos A. Ramírez B.