China esperaba esto desde hacía tres meses. Este martes, por primera vez, el país no anunció ninguna muerte de Covid-19, horas antes de que se levante el cierre de la ciudad de Wuhan, epicentro de la enfermedad.
De este modo, el país se encamina hacia una salida de la crisis frente al nuevo coronavirus, que apareció a finales de 2019 en su territorio y, desde entonces, causó más de 75.000 muertes en el mundo.
Para frenar su propagación, China decretó a finales de enero el confinamiento drástico de más de 50 millones de personas en Wuhan, cuna de la epidemia, y en el resto de la provincia de Hubei (centro).
La técnica dio resultado. Tras registrar un centenar de muertes en febrero, el número se fue reduciendo en las últimas semanas hasta llegar a cero el martes, según el Ministerio de Sanidad.
Pero esta cifra tranquilizadora debe ser moderada ya que han surgido dos nuevos riesgos: las personas infectadas que llegan del extranjero, y la amenaza invisible de los pacientes asintomáticos, que no tienen tos ni fiebre pero pueden transmitir el virus.
Los habitantes de Hubei permanecieron confinados en sus hogares durante dos meses. A finales de marzo, los que no vivían en Wuhan pudieron salir de sus viviendas e incluso abandonar la provincia, siempre que no estuvieran enfermos.
A medianoche, las personas sanas serán autorizadas a abandonar la capital provincial.
Sin aflojar
«Las personas mayores están deseosas de salir», explica a la AFP Xia, un residente de 43 años.
Sin embargo, los candidatos a la salida se ven limitados por la reducción del número de vuelos y trenes a Wuhan, medida impuesta en el momento álgido de la epidemia, comenta el ayuntamiento a la AFP.
La municipalidad también señaló que se mantendrían varias restricciones a la circulación en la ciudad para prevenir la reaparición de infecciones.
«Muchas personas piensan que a partir del 8 de abril podrán relajarse un poco. Pero en la práctica, necesitaremos una mayor vigilancia», dijo el domingo el diario del Hubei, citando a un alto funcionario de Wuhan. «No habrá relajación», prometió.
El ayuntamiento permanece alerta y retiró a 70 barrios de viviendas la clasificación «sin epidemia» (denominación que permite a los habitantes salir de su vivienda). El municipio justificó esta decisión tras descubrir personas asintomáticas en estos complejos residenciales.
Wuhan reportó 34 casos nuevos el lunes. «Este descubrimiento demuestra que los controles son reforzados», declaró a la AFP la médica Xiao. «El fin del confinamiento no significa que todo se reabrirá por completo. Siempre habrá que inscribirse al entrar o salir de un lugar», subrayó.
Dudas
«Incluso si el confinamiento se levanta mañana, tenemos que tratar de permanecer dentro tanto como sea posible», dice Xia, residente de Wuhan.
El descenso de los casos de contaminación y muerte en China en las últimas semanas está acompañado de dudas sobre la fiabilidad de las cifras oficiales publicadas por el gobierno.
Algunas familias han informado en la prensa china que no se contabilizaba a las personas que habían fallecido en sus hogares o que no habían sido sometidas a pruebas al comienzo del brote, cuando los hospitales estaban sobrecargados.
Por otra parte, si bien los nuevos casos de contaminación de origen local han caído a cero, China sigue enfrentándose a una ola de infecciones importadas.
El ministerio de Sanidad anunció el martes mil casos acumulados. El organismo también informó de 32 nuevos casos de contaminación, todos ellos de origen importado.
Más allá de los aeropuertos, las autoridades también reforzarán sus controles en las fronteras terrestres, declaró el gobierno el lunes.
China informó de su primera muerte el 11 de enero. Desde entonces, casi 82.000 personas han sido infectadas en el país, de las cuales 3.331 han muerto, según las cifras oficiales.