El Seminario Diocesano Santo Tomás de Aquino, de la Diócesis de San Cristóbal se dispone a cerrar el año académico 2024-2025 que, sin duda, quedará grabado en su centenaria historia como un período de gracia e importantes celebraciones. Este año ha sido un crisol de fe, formación y alegría, marcado por el Jubileo de los 100 años de su fundación, la llegada de Monseñor Lisandro Alirio Rivas Durán como VI Obispo de San Cristóbal y la elección del Papa León XIV, eventos que han tejido un tapiz de esperanza y renovación para la Iglesia local y universal.
El telón de fondo de este ciclo formativo ha sido el centenario de esta venerable institución, cuna de vocaciones sacerdotales para la Diócesis de San Cristóbal y más allá. Cien años de dedicación a la formación integral de futuros pastores, de inculcar los valores del Evangelio y de preparar hombres para el servicio de Dios y del prójimo. Las celebraciones jubilares han impregnado cada jornada del seminario, desde las oraciones matutinas hasta las actividades académicas y pastorales. Han sido un recordatorio constante de la fidelidad de Dios y del legado de aquellos que, con visión y sacrificio, sentaron las bases de esta casa de formación. Los seminaristas y formadores han tenido la oportunidad de profundizar en la historia del seminario, honrar a sus predecesores y, sobre todo, renovar su compromiso con la misión evangelizadora de la Iglesia. Este jubileo no ha sido solo una mirada al pasado, sino una invitación a proyectar el futuro con la misma fe y audacia de sus fundadores.
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En medio de este ambiente de júbilo, la Diócesis de San Cristóbal recibió con los brazos abiertos a su nuevo pastor: Monseñor Lisandro Alirio Rivas Durán. Su llegada, en un año tan significativo para el seminario, ha sido interpretada como un signo de la Providencia Divina. Su guía y discernimiento son, sin duda, pilares fundamentales en este camino vocacional.
Y como si fuera poco, la Iglesia universal también experimentó un momento de trascendencia con la elección del Papa León XIV. Este evento, que resuena en cada rincón del mundo católico, fue recibido con júbilo y oración en el Seminario Santo Tomás de Aquino. La elección del nuevo Sucesor de Pedro es siempre un motivo de esperanza y unidad, y en este año jubilar, ha reforzado el sentido de pertenencia a una Iglesia que camina unida bajo la guía del Espíritu Santo. La figura del Santo Padre es un recordatorio constante de la universalidad de la Iglesia y del llamado a la santidad que abarca a todos sus miembros, especialmente a aquellos llamados al sacerdocio.
El cierre de este año académico 2024-2025 no es solo el fin de un ciclo de estudios, sino la culminación de un período de inmensa bendición. Es el momento de recoger los frutos de un año de gracia, de agradecer a Dios por las vocaciones que se siguen gestando en este sagrado recinto y de mirar con fe el porvenir. Cada seminarista, cada formador, cada miembro de la comunidad diocesana ha sido partícipe de esta historia viva de fe. Que el Seminario Diocesano Santo Tomás de Aquino, en su centenario, siga siendo un fértil semillero, para que la Diócesis de San Cristóbal continúe siendo bendecida con muchas y santas vocaciones. Un año de gracia y bendición que promete un futuro aún más fecundo.
Carlos Peña Seminarista