Editorial
El mes de mayo tan esplendoroso por el color de sus flores, la dedicación a las madres, y a la oración ferviente a la Virgen María, también nos deja el paso de la reliquia de Beato José Gregorio Hernández por las parroquias y comunidades de Venezuela, en el encuentro de un pueblo con el “médico de los pobres”.
Su reliquia es símbolo de humanidad, de una persona común y corriente que supo vivir las virtudes teologales en medio de su gente. Una muestra de que la santidad no es un límite, sino un camino que todo podemos hacer consagrando nuestro dones a Dios y colocándolos al servicio del prójimo.
A su paso por nuestras parroquias supliquémosle por la salud corporal y espiritual de nuestra gente, por el fortalecimiento de nuestra fe, para que valerosamente respondamos al llamado de Jesús en el Evangelio de permanecer en su amor: “si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor” (Jn 15, 10)
Y con el beato José Gregorio también supliquemos a la Virgen María para que su maternal bendición nos ayude, en el compromiso de ser mejores cristianos, sin temores al llamado a la santidad.
PBRO. JOHAN PACHECO