Una festividad de varios siglos se conmemora hoy (generalmente en la liturgia el jueves anterior): la del Corpus Christi. Es una hermosa celebración que Pablo nos propone en 1 Corintios. Se pueden deducir muchas enseñanzas, ya que el centro de dicha celebración es la eucaristía. Pero, quisiera destacar dos elementos importantes. En primer lugar, el Apóstol, dentro del marco de la comunión de la Iglesia, nos asegura que ha recibido una Tradición. Podríamos decir, que la gran Tradición.
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En el fondo es la Tradición de la nueva alianza, instituida el jueves santo. Tradición significa “transmisión”. ¿Qué se transmite? Sencillamente se da a conocer y entrega lo que constituye la nueva alianza: el pacto de la salvación entre Jesucristo y la humanidad; así, a la vez, se conjugan dos cosas importantes. Una es la decisión del Señor de cumplir con la voluntad de salvación del Padre; la otra, es la representatividad por parte de Jesús de la humanidad en la cual se encarnó para poder cumplir con el designio divino.

La nueva alianza está doblemente sellada por la entrega del Cuerpo de Cristo y su Sangre derramada por la salvación de todos. Así, la nueva alianza se concreta en el sacramento eucarístico. Este no se limita a meros ritos, sino que abarca mucho más. En esa nueva alianza se funda la Iglesia y se reafirma la presencia real y viva del Señor en su Iglesia.
La Tradición no se limita solo a un decir. Tiene su efecto sacramental que adelanta en el tiempo y en la historia el banquete del Reino de Dios en la eternidad. Pero, como ya se dijo, no nos quedamos en los ritos. La Tradición conlleva también la revelación del amor salvífico de Dios que se hace presencia; de manera especial en el sagrario, pero también como Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Por eso, Pablo insiste en una Tradición recibida para seguir transmitiéndola por medio de la acción del Espíritu en y con la Iglesia.

Pero no nos quedamos sólo con esta idea devenida en celebración litúrgica importante. El segundo elemento que conseguimos al meditar la Palabra de Dios es el del memorial. Jesús mandó realizar toda esa Tradición haciendo conmemoración de ello. Si nos fijamos bien, es claro que entendamos que la mejor y gran manera de transmitir lo recibido es haciendo memoria. Esto es, haciendo sentir doctrinal y existencialmente que la Tradición no sólo se mantiene en el tiempo, sino transformando todo a partir, precisamente de la nueva alianza, instituida el jueves santo.
No es una mera fiesta litúrgica, sino que conlleva una re-actualización del misterio de la nueva alianza. Insistimos en cómo el memorial es la mejor y gran manera de asumir, interpretar y continuar con la Tradición recibida, para hacerla sentir a todas las generaciones. Que la fiesta del Corpus de este año nos permita seguir creciendo en la esperanza que no defraudad…se hace realidad con la nueva alianza
Mons. Mario Moronta Obispo emérito de la Diócesis de San Cristóbal