La resiliencia forma parte, hoy día, de las nuevas fortalezas de los venezolanos y en este caso de los tachirenses, puesto que las transformaciones y adecuaciones basados en nuevos trabajos, lugares de producción y productos que se ofertan al consumidor toman un matiz único que busca en el marco de la calidad un ganar-ganar.
Las artes y oficios han sido los más consolidados en esta época caracterizada por las fluctuaciones económicas y es que la necesidad de mantenerse en el mercado ante una competencia descomunal es una ardua tarea que se gesta todos los días bajo el sol inclemente o con torrenciales aguaceros.
Amarilis González de Vivas es un ejemplo de deconstrucción de la idea formal del empleo. Su actividad que se gestó como facilitadora de Escuelas de Labores, dista mucho de lo que actualmente ejecuta, en su plan de vendedora y distribuidora de lazos en el estado Táchira encontró una fórmula idónea para empujar un emprendimiento familiar que fortifica con su esposo.
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Madre de cuatro niñas, tres de ellas fuera del país, Amarilis González, repite con insistencia que no quiere irse del país, asume que aún falta más trabajo, más compromiso y más apoyo para salir todos adelante.
“Yo di clases por un tiempo en una escuela de labores en otra área pintura en cerámica, pintura en resina y pintura en madera (…) y luego que salí me llamó mucho la atención la creación de los lazos para que mi hija los utilizará con toda la ropa que tenía”.
Su hija menor fue parte del impulso que necesitaba para reinventarse, la necesidad de buscar accesorios la instó a un nuevo comienzo, que once años después es un emprendimiento activo en el corazón del centro de la ciudad.
“Desbarate un lazo y por ahí empecé y ya por iniciativa (…) luego por páginas brasileras a través de internet he hecho cursos he hecho cursos (…) prefiero las páginas de afuera”.
La idea de la creación de lazos nació hace una década, para el momento se veía como productora y distribuidora, sin embargo, desde hace tres años, junto a su esposo se instalaron en un punto céntrico de la ciudad, la avenida Francisco García de Hevia (Quinta avenida) con calle 9.
Con la colocación de una carreta exhibe todos sus lazos los cuales se diferencian en cuanto a diseño y calidad de los presentes en el mercado. González aduce que sus diseños son originales y la calidad de los materiales utilizados son parte de esa diferencia que la ha hecho pionera en la región.
“La diferencia de mi producto con respecto a los demás y es lo que me dice la gente es que es diferente a todo lo que ven (…) yo creo que es la pasión con la que hago y realizo los trabajos (…) yo me siento por horas y me olvido de todo, yo me conecto y eso le da originalidad a mis trabajos”.
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Su trabajo de distribución continúa y mantiene dos puntos alternos donde su producto se exhibe, el cual dentro de sus características se evidencia la utilización de materia prima venezolana, en la mayoría de los casos, sumado al material traído del exterior.
“Mi producto es completamente de calidad tengo clientas que son ciento por ciento leales (…) en el caso de la distribución solo tengo dos puntos en el estado junto a mi punto en el centro de la ciudad somos los únicos que presentan los lazos y toda la producción”.
Emprender
Su apuesta por el país es inobjetable, su postura radica en seguir trabajando y en apostar todo por su provenir y el de la nación que la vio nacer. Trabajar, emprender, inventar es parte de los términos que hacen de Amarilis González una venezolana con la convicción clara de no desfallecer.
“No es fácil hay días de verdad que son difíciles pero yo sigo creyendo en mi país y es bueno emprender en Venezuela repito hay día fuertes pero debemos creer debemos tener fe y convicción en nuestro país (…) yo verdad lucho aquí hasta la último”.
Mi emprendimiento, aduce, mientras las lágrimas la detienen al hablar, ha llegado a otros países, unos a través de mis hijas y otros por intermedio de amigas que creyeron y creen en este proyecto.
“Tengo cuatro hijas las tres mayores no están aquí y pese a eso no me quiero ir (…) dos de mis hijas están en España y la otra en Estados Unidos y hasta esos países han llegado mis lazos (…) además que otras clientas se las han llevado a Chile y Colombia”.
Reitera que se debe tener constancia y creer en lo que se hace, pese a los días malos asegura que ser constantes, seguir creyendo y confiando en lo que se hace es el secreto del triunfo.
“Yo de verdad me siento feliz con mi emprendimiento y yo sé que lo que hago nadie lo tiene”.
Fe
“Yo creo en la presencia de Dios en todo lo que hacemos (…) yo antes de trabajar todos los días cierro mis ojos y digo Dios este día es para ti te lo entrego y todas las bendiciones son bien recibidas por que él es el único que sabe cuándo van a llegar las cosas”.
Amarilis González afirma que está en manos de Dios, que en todo aquello que se propone siempre creer y tener fe es una de sus mejores armas. Asevera que siempre hay que apoyarse y por eso enseña a quien le interesa conocer de este producto que es sostén familiar.
“No hay que ser egoísta (…) si una persona quiere aprender enséñale porque el día que tú te vayas eso es lo que va a quedar en la tierra tu esencia y lo que tu enseñaste y por eso no se debe ser egoísta (…) uno tiene que enseñar lo que uno sabe hacer”.
Para el futuro se visualiza más allá de su punto ubicado en la calle, quiere un local que tenga como máxima referencia sus creaciones, no quiere dejar el país y menos el centro de la ciudad de San Cristóbal una zona que ha hecho que su emprendimiento crezca
“Yo para el futuro quiero un local, ya lo visualice con todos los detalles hechos por mi (…) que esté ubicado en el centro”.
Carlos Alberto Ramírez Beltrán