Monseñor Mario del Valle Moronta Rodríguez, quinto obispo de la Diócesis de San Cristóbal celebra el 10 de febrero su cumpleaños número 75. El pastor que llegó como peregrino al Táchira en junio de 1999 con la disposición de continuar su servicio a Cristo, se mantiene firme e inquebrantable en su voluntad de acompañar a los fieles en el camino de la fe para edificar el reino de Dios.
Esta celebración es propicia para dar gracias a Dios por conceder a los tachirenses un buen pastor, pues eso ha sido Monseñor para esta tierra que lo recibió cordialmente y de la cual él ya se considera hijo, tanto, que hace pocos meses cuando el equipo Deportivo Táchira obtuvo la décima estrella del Campeonato Nacional de Fútbol al derrotar al equipo de su natal Caracas, celebró el triunfo aurinegro.
Con la intención de homenajear y agradecer a Monseñor por su cercanía, es pertinente recordar algunas expresiones y acciones que dan testimonio de su labor pastoral.
Niños
Monseñor Moronta ha manifestado particularmente su amor y cuidado a los niños. Uno de los gestos más efusivos ha sido el de compartir con los más pequeños vestido de payaso en el marco de la fiesta patronal del Santo Cristo de la Grita. En el año 2016, el portal Aleteia refirió las palabras del presbítero Vicente Carvajal al informar sobre la presencia de Monseñor junto a los pequeños: “Se vistió de payaso para alegrar a los chipilines y desde esa particular forma de evangelizar, adentrarlos junto a sus padres, madres y abuelos en los caminos de la fe cristiana”.
Esta manifestación externa de su preocupación por el bien espiritual de los niños, ha ido de la mano con su denuncia ante los peligros e injusticias que padecen muchos menores a causa de la situación país y de la delincuencia.
Jóvenes
La cercanía del pastor diocesano con las nuevas generaciones se ha plasmado especialmente en los encuentros de jóvenes. Hasta la fecha se han realizado trece ediciones de este evento donde el Obispo se identifica con el sentir y las expectativas de los muchachos, al tiempo que les anima a acercarse y a perseverar en la fe. ´
“¿Cómo somos columnas de hierro?, con nuestro ejemplo de vida, haciendo el bien, transmitiendo a los demás la fuerza del Evangelio que debe estar en nuestro corazón. Es decir, luchando contra el pecado, y derrotándolo. Así como Jesús fue vencedor de la tentación, para enseñarnos a nosotros a vencer toda maldad”, dijo a los presentes en el encuentro de 2020 en el municipio Guásimos.
Familia
Próximo a quienes les han sido confiados, Monseñor Moronta ha donado su tiempo para orientar y formar a las familias, encontrándose con ellas y destacando su importancia como iglesia doméstica y como la primera fuente de evangelización.
“La iglesia doméstica es la familia. Es santa porque es el santuario de la vida; católica, universal y apostólica porque hace apostolado (…) es el primer lugar donde hay que evangelizar, dar la buena noticia de Dios en palabra y en obra, la obra del amor, del servicio, de la comunión. En este sentido, la paternidad y la maternidad constituyen un ministerio que implica responsabilidad y entrega, que se complementan y se fortalecen en los sacramentos y en la oración”.
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Cuando se refiere a la familia como célula fundamental, alude a su vitalidad y por ende su llamado a ser efectivamente la primera escuela de fe y la primera experiencia de comunión, a la luz del ejemplo de la Sagrada Familia de Nazareth.
Migrantes
Especialmente en los últimos años, el Obispo Diocesano ha expresado a viva voz la realidad y las necesidades de los migrantes, situación particularmente sensible en la zona de frontera. Sobre este particular ha enfatizado que en cualquier circunstancia debe prevalecer el derecho a la vida y el respeto a la dignidad humana.
“Creo que en Venezuela deberíamos tomar conciencia de la dimensión inmensa que tiene la migración, no verla solo como una huida, sino como una oportunidad de compartir lo que somos y lo que tenemos con otras culturas, como ellos alguna vez lo hicieron con nosotros, y también debemos luchar para que no haya necesidad de que la gente se vaya”.
El Obispo ha rechazado contundentemente la existencia de mafias “como las de los coyotes en las cuales participan lamentablemente gente de cierto nivel económico a lo largo y ancho de Venezuela, que les ofrece “paquetes turísticos” para luego abandonarlos en Panamá o México”.
Pero, no han sido solo palabras sino que la Diócesis de San Cristóbal ofrece atención a los migrantes en seis casas de refugio ubicadas en varios puntos de la frontera. “Cuando uno habla con ellos y les pregunta por qué se van, ellos dicen que su pobreza es tan extrema que tienen la esperanza de trabajar y mejorar su vida, sin embargo, se encuentran con muchas dificultades”.
Presbiterio
Cuando tomó posesión de la Diócesis de San Cristóbal, hace casi 25 años, Monseñor Moronta se propuso dar atención especial al Seminario Diocesano Antonio Tomás de Aquino, y a la Pastoral Vocacional. Efectivamente su ministerio se ha abocado a mantener y fortalecer la cuna de la Diócesis que ya se acerca a sus primeros cien años.
También da testimonio en el cuidado de su presbiterio y por ello esfuerzos significativos en edificar la casa sacerdotal que abrigue a los pastores en su época de retiro.
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Muchos otros aspectos quedan por mencionar. A modo de cierre, resaltar que la cercanía del Obispo con su pueblo ha sido plasmada en la realización de los Sínodos Diocesanos, espacios en los cuales la feligresía ha podido compartir la historia y las vivencias de cada parroquia, para valorar sus avances en el camino de la fe, pero sobre todo para proponer y generar rutas que le permitan avanzar en espíritu y en verdad.
Los gochos le desean mil felicidades al Obispo cumpleañero que se encarnó en el Táchira, se dejó cautivar por la serenidad del Santo Cristo de La Grita y se abrigó al amparo de nuestra madre del cielo, como él le dice “María del Táchira”. ¡Feliz cumpleaños Monseñor, Dios le bendiga siempre!
Ana Leticia Zambrano