Por medio del lenguaje, el ser humano ha dejado de alguna manera, su huella en el mundo, tal y como lo hicieron los primeros hombres y mujeres del planeta, plasmando su cultura en las rocas. El lenguaje en sí mismo, es necesario y rotundamente fundamental en el desarrollo de toda sociedad, sin embargo, la realidad, es que con cada vez mayor frecuencia, vislumbramos el engaño y la trampa, distorsionando la realidad de las cosas.
Lee también: Papa Francisco: El mundo en grave crisis desde hace 15 años
El siglo XXI está marcado por gran cantidad de ambigüedades, y sobre todo
contradicciones; Por ejemplo, en el supermercado fácilmente encontramos leche sin lactosa, mantequilla sin grasa, café sin cafeína, entre otros productos. También, encontramos, maestros de educación física que no realizan actividad física, docentes de lenguaje que no leen, etc.
De igual forma, encontramos niños durmiendo en la calle, y mascotas en camas
abrigadoras y cómodas. Pero, lo más grave aún, cristianos que dicen creer en Cristo, y
cuando llega el momento de la prueba, niegan su fe, o que viven como sino creyeran en Él. Esos son solo algunos ejemplos de lo que la sociedad nos presenta hoy en día.
En el evangelio según San Lucas, evidenciamos la preocupación de Jesús, y apelando a la retórica, aprovecha y se pregunta,
Le puede interesar: Mons. Mario Moronta recibió Doctorado honoris causa en Derecho por la UCAT
Ahora bien, ¿el lenguaje qué tiene que ver en ésta realidad anteriormente descrita?
Demasiado en verdad. El lenguaje mal utilizado se ha encargado de esconder y opacar
ciertas realidades al gusto y deseo de las personas, quitándole peso y gravedad a las
denuncias que hace la santa Madre Iglesia; ¿A qué nos referimos? Mientras la Iglesia
denuncia pecados terribles como el aborto, afirmando que es un asesinato, el mundo lo
vende como un proceso natural: “interrupción voluntaria del embarazo.” El juego de
palabras con que el mundo busca juzgar su conducta, y normalizar el pecado, está
degradando a la sociedad, debido al alejamiento de Dios.
El padre José Antonio Fortea, especializado en demonología, quien ha escrito más de 30
libros sobre teología y el poder del demonio, afirma:
El lenguaje en el mundo actual, o el modo de comunicarse de los hombres, se pueden
describir como un fake news, o noticia falsa, que busca mitigar y ensombrecer, “generando un círculo de desinformación.” A modo de ejemplo, si un extraterrestre viniera al planeta tierra, y escuchara la misma noticia, pero en diferentes medios de comunicación, quedaría con más dudas que certezas de lo que realmente fue. El extraterrestre encontraría la información del acontecimiento, siendo esta mediada por los intereses particulares de quien escribe. Así mismo, mucho de los conceptos modernos que han ido surgiendo, son producto de intereses de algunos pocos, que generando ideologías, tergiversación de la realidad, escondiendo odio y deshumanizando a las personas.
En suma, la preocupación de Jesús en la narración bíblica es un claro mensaje para la
sociedad de hoy. Aquél que dividió la historia en dos, y ha inspirado las leyes de varios
países, nos sigue hablando hoy, y nos sugiere coherencia.