El Jubileo un don especial de gracia
Nuestro Pontifíce nos recuerda que, el Jubileo ha sido siempre un acontecimiento de gran importancia espiritual, eclesial y social en la vida de la Iglesia.
Vivir el Año Santo
en todo su significado pastoral
El Papa Francisco señala que, el Gran Jubileo del año 2000 introdujo la Iglesia en el tercer milenio de su historia. San Juan Pablo II lo había esperado y deseado tanto, con la esperanza de que todos los cristianos, superadas sus divisiones históricas, pudieran celebrar juntos los dos mil años del nacimiento de Jesucristo, Salvador de la humanidad.
Dos años de sufrimientos y limitaciones
En los dos últimos años no ha habido país que no haya sido afectado por la inesperada epidemia que, además de hacernos ver el drama de morir en soledad, la incertidumbre y la fugacidad de la existencia, ha cambiado también nuestro estilo de vida.
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Hemos pasado juntos los mismos sufrimientos y limitaciones. Nuestras iglesias han sido cerradas, así como las escuelas, fábricas, oficinas, tiendas y espacios recreativos. Los hombres y mujeres de ciencia, con gran rapidez, han encontrado un primer remedio que permite poco a poco volver a la vida cotidiana.
El Jubileo puede ayudar a restablecer la esperanza
De ahí la invitación del Papa Francisco a “mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada, y hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro con mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras”. El próximo Jubileo puede ayudar mucho a restablecer un clima de esperanza y confianza, como signo de un nuevo renacimiento que todos percibimos como urgente.
Por esa razón elegí el lema Peregrinos de la Esperanza. Pienso especialmente en los numerosos refugiados que se ven obligados a abandonar sus tierras.
Fe intensa, esperanza viva y caridad operante
El Papa Francisco confía a Monseñor Fisichella la responsabilidad de encontrar la manera para que el Año Santo se prepare y se celebre con fe intensa, esperanza viva y caridad operante. En esta perspectiva, la peregrinación hacia el Jubileo podrá fortificar y manifestar el camino común que la Iglesia está llamada a recorrer para ser cada vez más claramente signo e instrumento de unidad en la armonía de la diversidad.
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El año 2024 una gran “sinfonía” de oración
Oración, para agradecer a Dios los múltiples dones de su amor por nosotros y alabar su obra en la creación, que nos compromete a respetarla y a actuar de forma concreta y responsable para salvaguardarla. La Oración como voz “de un solo corazón y una sola alma” que se traduce en ser solidarios y en compartir el pan de cada día. Oración que permite a cada hombre y mujer de este mundo dirigirse al único Dios, para expresarle lo que tienen en el secreto del corazón. Oración como vía maestra hacia la santidad, que nos lleva a vivir la contemplación en la acción.
Pidiendo a la Virgen María que acompañe a la Iglesia en el camino de preparación al acontecimiento de gracia del Jubileo, el Papa Francisco concluye su Misiva agradeciendo a Monseñor Rino Fisichella y a sus colaboradores, a quienes imparte su Bendición Apostólica.