El Papa Francisco, en sus saludos, después del rezo mariano del Ángelus, expresó su preocupación y dolor, por el pueblo de Nicaragua, que como afirmó, sigue de cerca la difícil situación, que «involucra a personas e instituciones». El Pontífice manifestó además su convicción y esperanza de que, «a través de un diálogo abierto y sincero, se puedan seguir encontrando las bases para una convivencia respetuosa y pacífica», y añadió:
«Pidamos al Señor, por intercesión de la Purísima, que inspire en los corazones de todos, una voluntad concreta».