El Santo Padre ha pedido “que nuestra vida de santidad sea este ensanchar el corazón, para que la gratuidad de Dios, las gracias de Dios que están allí, gratuitas, que Él quiere dar, lleguen a nuestro corazón. Que así sea”.
En la mañana del 11 de junio, el Papa Francisco ha celebrado la habitual eucaristía en la capilla de la Casa de Santa Marta. Durante la homilía, según Vatican News, entre otras, el Obispo de Roma se ha referido a la cuestión de la gratuidad en la relación con Dios y de cómo debemos cultivarla para poder extenderla a nuestras relaciones con el prójimo.
La misión de los cristianos
A través del Evangelio del día (Mt 10, 7-13), sobre la misión de los apóstoles, el Papa ha hablado acerca de la misión de los cristianos. Para él, el cristiano “no puede quedarse quieto”, la vida es “hacer camino, siempre” y su misión es “de servicio”.
La vocación es “para servir”
En torno a ello, el Pontífice ha recalcado que “la vida cristiana es para servir” y que resulta muy triste la actitud de aquellos que, aunque al principio se muestran abiertos a dicha misión de servicio, acaban “sirviéndose del pueblo de Dios”. “Esto hace mucho mal, tanto mal al pueblo de Dios. La vocación es para ‘servir’, y no para ‘servirse de’”, añadió.
Vida de gratuidad
Igualmente, el Santo Padre ha resaltado que la existencia cristiana es “una vida de gratuidad” y, remitiendo al pasaje del evangelio de hoy, ha hecho alusión a la descripción del Señor en torno al núcleo de la salvación: dar gratuitamente lo que gratuitamente se ha recibido.
La salvación no se compra
Francisco ha continuado explicando que “la salvación no se compra”, también es gratuita porque Dios “nos nos hace pagar”, “nos salva gratis”.
Asimismo, definió esta gratuidad de Dios como “una de las cosas más bellas” e instó a que debemos hacer con los demás lo mismo que el Señor hace con nosotros, darnos gratuitamente.
Abrir el corazón
Francisco manifestó que el Señor está “lleno de dones para darnos” y que solo pide una cosa, “que nuestro corazón se abra”: “Cuando decimos ‘Padre nuestro’ y rezamos, abrimos el corazón para que esta gratuidad venga. No hay relación con Dios fuera de la gratuidad”.
La gracia tampoco se compra
Asimismo, en este sentido, describió que, a veces, si necesitamos algo, ayunamos, hacemos penitencia o rezamos. Y esto “está bien, pero estén atentos: esto no es para ‘pagar por la gracia’, para ‘comprar’ la gracia. Esto es para ensanchar tu corazón para que la gracia venga. La gracia es gratuita”.
“Con Dios no se trata”
El Obispo de Roma reiteró que todos los bienes de Dios son gratuitos y que el problema es la cerrazón de los corazones de las personas, que no somos capaces de recibir “tanto amor gratuito” y que no se debe regatear con Dios, pues con el Señor “no se trata”.
No negociar con la gracia
El Pontífice subrayó el mal que provoca el caso de aquellos pastores de la Iglesia que “hacen negocios con la gracia de Dios” y no la dan gratuitamente.
“En nuestra vida espiritual siempre tenemos el peligro de resbalar sobre el pago, siempre, incluso hablando con el Señor, como si quisiéramos dar un soborno al Señor. ¡No! ¡La cosa no va por allí! No va por ese camino. ‘Señor, si tú me haces esto, te daré esto’. No. Yo hago esta promesa, pero esto me ensancha el corazón para recibir lo que está allí, gratis para nosotros”, recalcó.
Y es esta relación de gratuidad con Dios la que nos llevará a tenerla con los demás. (Zenit)