En Navidad los cristianos celebramos el nacimiento de Jesús, no sólo como un acontecimiento histórico ocurrido hace poco más de dos mil años, sino como un aspecto fundamental de nuestra fe: Dios se hace hombre para salvarnos, como lo relata el evangelista San Juan, «y el Verbo se hizo carne, puso su tienda entre nosotros, y hemos visto su Gloria». Jn 1,14.
Con la llegada de la Navidad el mundo parece detenerse, todos los pueblos de la tierra fijan su mirada en esta celebración, donde hasta los no creyentes se unen. A lo largo de la historia en torno a ella se han entretejido infinidades de tradiciones. Aunque es una festividad universal, no es celebrada de la misma manera en todo el mundo, pues cada región imprime algunas características
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propias culturales, es cierto que existen puntos en común como reunirse en familia, intercambiar regalos, adornar las casas y calles; así como el pesebre iniciado por San Francisco de Asís y el Árbol de Navidad por San Bonifacio, costumbres difundidas por toda Europa, que luego con las migraciones y conquistas se extenderían a todo el mundo.
En Europa la Navidad transcurre en familia, la diferencia es que, al menos en gran parte de este continente, la celebración especial se realiza el día 25, y no la noche del día 24 como es tradicional en Latinoamérica. Esta celebración transcurre entre temperaturas bajas y nieve, por coincidir con el invierno. Algo totalmente diferente a lo que sucede en Oceanía, donde la Navidad es celebrada en pleno verano, donde prevalece de igual manera la celebración familiar, aunque sustituyendo la cena por una barbacoa navideña.En el continente africano, la Navidad se celebra en las comunidades cristianas, manteniendo un significado más espiritual y no tan comercial como en otras partes del mundo. En Asia es principalmente un acontecimiento secular, aunque en los países donde existen pequeñas comunidades cristianas son vividas las tradiciones navideñas como un acontecimiento religioso, combinando la fe cristiana con aspectos autóctonos.
Para los países hispanoamericanos, la Navidad presenta una gran variedad de tradiciones, gastronomía o celebraciones que dependen de la historia, la cultura y la geografía de cada región.
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Ahora bien, si de Venezuela se trata, la Navidad es la época más alegre y esperada del año. En todas las regiones de nuestro país es celebrada con tradiciones y fiestas muy arraigadas en el alma fervorosa y creyente de nuestro pueblo.
Entre hallacas y aguinaldos se prepara y se celebra la Navidad hasta el último rincón de nuestra Venezuela, donde existen tradiciones que son celebradas de la misma manera, decorar las calles, casas e instituciones, armar el pesebre y el «arbolito» en familia, escribir la carta al Niño Jesús, ir Misas de Aguinaldo en la madrugada, únicas en el mundo (tradición que solo compartimos con Filipinas y parte de las Islas Canarias) mientras escuchas los cánticos y aguinaldos dentro del templo y fuera los cohetes como si ambos se unieran en alabanza al Creador, ese olor a pintura y el sonido de las gaitas de fondo, mientras se preparan las tradicionales hallacas, el pan de jamón y el pernil, al mismo tiempo que nos ocupamos de los «estrenos» para recibir al Niño Jesús.
Es Venezuela, donde no importa si eres propio o ajeno, te sentirás en familia no solo en Navidad sino el resto del año. Este es el verdadero sentido de la Navidad, Cristo viene a nosotros hecho hombre en el seno de una familia para compartir nuestras alegrías, anhelos, sueños y tristezas, y así acercarnos a Dios. Jesús es la Navidad, vivamos pues con profunda fe y recogimiento y con un sentimiento de esperanza y hermandad esta Navidad.
Luis Alfonso Vera
Prenovicio de la Orden de Predicadores