A contiuación, lecturas, salmo y evangelio de este domingo 13 de julio.
Lecturas 13 de julio de 2025 – XV Domingo del Tiempo Ordinario
Queridos hermanos, les damos una cordial bienvenida a la casa de Dios para celebrar la Santa Misa en el Decimoquinto domingo del Tiempo Ordinario. Este es un domingo al que podemos llamar «Del Buen Samaritano», con un llamado de Dios a hacer el bien, un mandato cuya práctica está al alcance de todos, por lo que nadie tiene excusa alguna. El libro del Deuteronomio presenta la práctica de la ley del Señor como algo asequible y positivo para el ser humano. El evangelio de Lucas lo aclara al afirmar que en ella se indica el camino que conduce a la vida eterna, y consiste en amar a Dios y al prójimo. Y lo ilustra con el ejemplo de vida del buen samaritano. Con un corazón dispuesto a practicar la misericordia, comenzamos esta Santa Eucaristía cantando juntos el canto de entrada
Antífona de Entrada
Por serte fiel, yo contemplaré tu rostro, Señor, y al despertar, espero saciarme de gloria.
Se dice Gloria.
Oración Colecta
Señor Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados para que puedan volver al buen camino, concede a cuantos se profesan como cristianos rechazar lo que sea contrario al nombre que llevan y cumplir lo que ese nombre significa. Por nuestro Señor Jesucristo… Amén.
Primera Lectura
Moisés hace una exhortación al pueblo de Israel, cuando ya está a punto de entrar a la tierra prometida, para que cumpla la alianza pactada con Yahvé al principio de la travesía por el desierto. Escuchemos.
Lectura del libro del Deuteronomio (Dt 30, 10-14)
En aquellos días, habló Moisés al pueblo y le dijo: “Escucha la voz del Señor, tu Dios, que te manda guardar sus mandamientos y disposiciones escritos en el libro de esta ley. Y conviértete al Señor tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma. Estos mandamientos que te doy, no son superiores a tus fuerzas ni están fuera de tu alcance. No están en el cielo, de modo que pudieras decir: ‘¿Quién subirá por nosotros al cielo para que nos los traiga, los escuchemos y podamos cumplirlos?’ Ni tampoco están al otro lado del mar, de modo que pudieras objetar: ‘¿Quién cruzará el mar por nosotros para que nos los traiga, los escuchemos y podamos cumplirlos?’ Por el contrario, todos mis mandamientos están muy a tu alcance, en tu boca y en tu corazón, para que puedas cumplirlos”.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Salmo 68
R. Escúchame, Señor, porque eres bueno.
-A ti, Señor, elevo mi plegaria, ven en mi ayuda pronto; escúchame conforme a tu clemencia, Dios fiel en el socorro. Escúchame, Señor, pues eres bueno y en tu ternura vuelve a mí tus ojos.
-Mírame enfermo y afligido; defiéndeme y ayúdame, Dios mío. En mi cantar exaltaré tu nombre, proclamaré tu gloria, agradecido.
-Se alegrarán al verlo los que sufren; quienes buscan a Dios tendrán más ánimo, porque el Señor jamás desoye al pobre ni olvida al que se encuentra encadenado.
-Ciertamente el Señor salvará a Sión, reconstruirá a Judá, la heredarán los hijos de sus siervos, quienes aman a Dios la habitarán.
Segunda Lectura
Hoy comenzamos la lectura de la Carta del Apóstol San Pablo a la comunidad de Colosas; y la página que este día leeremos es un himno a Cristo Jesús, principio de todo lo creado, centro del cosmos y de la Iglesia, y por tanto, el que da sentido a nuestra vida humana y cristiana.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los colosenses (Col 1, 15-20)
Cristo es la imagen de Dios invisible, el primogénito de toda la creación, porque en él tienen su fundamento todas las cosas creadas, del cielo y de la tierra, las visibles y las invisibles, sin excluir a los tronos y dominaciones, a los principados y potestades. Todo fue creado por medio de él y para él. Él existe antes que todas las cosas, y todas tienen su consistencia en él. Él es también la cabeza del cuerpo, que es la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que sea el primero en todo. Porque Dios quiso que en Cristo habitara toda plenitud y por él quiso reconciliar consigo todas las cosas, del cielo y de la tierra, y darles la paz por medio de su sangre, derramada en la cruz.
Palabra de Dios. Te alabamos, señor.
Aclamación antes del Evangelio Aleluya, aleluya. Tus palabras, Señor, son Espíritu y vida. Tú tienes palabras de vida eterna. Aleluya.
Evangelio †
Ante la pregunta de un letrado, Jesús, en el Evangelio de San Lucas, nos explica, por medio de la parábola del Buen Samaritano, cómo podemos conseguir la salvación. Atentos, porque la palabra que escucharemos no es para memorizarla, sino para cumplirla
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (Lc 10, 25-37)
Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, se presentó ante Jesús un doctor de la ley para ponerlo a prueba y le preguntó: “Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?” Jesús le dijo: “¿Qué es lo que está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?” El doctor de la ley contestó: “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu ser, y a tu prójimo como a ti mismo”. Jesús le dijo: “Has contestado bien; si haces eso, vivirás”. El doctor de la ley, para justificarse, le preguntó a Jesús: “¿Y quién es mi prójimo?” Jesús le dijo: “Un hombre que bajaba por el camino de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos ladrones, los cuales lo robaron, lo hirieron y lo dejaron medio muerto. Sucedió que por el mismo camino bajaba un sacerdote, el cual lo vio y pasó de largo. De igual modo, un levita que pasó por ahí, lo vio y siguió adelante. Pero un samaritano que iba de viaje, al verlo, se compadeció de él, se le acercó, ungió sus heridas con aceite y vino y se las vendó; luego lo puso sobre su cabalgadura, lo llevó a un mesón y cuidó de él. Al día siguiente sacó dos denarios, se los dio al dueño del mesón y le dijo: ‘Cuida de él y lo que gastes de más, te lo pagaré a mi regreso’. ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del hombre que fue asaltado por los ladrones?” El doctor de la ley le respondió: “El que tuvo compasión de él”. Entonces Jesús le dijo: “Anda y haz tú lo mismo”.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Se dice Credo.
Oración de los Fieles
Celebrante: Queridos hermanos, entreguemos nuestro corazón a Dios que nos invita a guardar sus santos mandamientos y, con fe viva, supliquemos su ayuda diciendo: Todos: Por tu inmenso amor, escúchanos Señor.
-Por la Iglesia, para que, por medio de todas sus obras, manifieste siempre el amor misericordioso de Dios a toda la humanidad. Oremos al Señor.
-Por nuestros líderes y gobernantes, para que no pasen de largo y a ojos ciegos, ante las necesidades de tantos hermanos que sufren a causa de la maldad, de la injusticia, de la explotación y la miseria. Oremos al Señor.
-Para que todos los discípulos del Señor seamos buenos samaritanos, y sepamos tender nuestra mano amiga a aquellos que necesiten de nosotros y a todos los que encontremos en el camino golpeados por la vida. Oremos al Señor.
-Para que se acabe tanta indiferencia ante el sufrimiento ajeno, para que ya no existan tantas personas indiferentes y sin temor de Dios, que puedan cambiar sus vidas y se dediquen a hacer el bien al prójimo y a edificar la vida de los más frágiles y abandonados. Oremos al Señor.
-Por esta comunidad de fe aquí reunida, para que siempre escuche la voz de Dios que habla al corazón del hombre y le invita a vivir según su ley de amor y de servicio para todos. Oremos al Señor.
(Intenciones libres)
Celebrante: Señor Jesús, que sepamos vivir según tu mandato de amor, y al inclinar nuestro corazón hacia nuestros hermanos necesitados, seamos también nosotros curados de nuestras heridas y llenos de tu bendición. Tú, que vives y reinas con el Padre y con el Espíritu Santo por los siglos de los siglos.
R. Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Mira, Señor, los dones de tu Iglesia suplicante, y concede que, al recibirlos, sirvan a tus fieles para crecer en santidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
Antífona de la Comunión
El gorrión ha encontrado una casa, y la golondrina un nido donde poner sus polluelos: junto a tus altares, Señor de los ejércitos, Rey mío y Dios mío. Dichosos los que viven en tu casa y pueden alabarte siempre.
Oración después de la Comunión
Oremos: Alimentados con los dones que hemos recibido, te suplicamos, Señor, que, participando frecuentemente de este sacramento, crezcan los efectos de nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Comunión
Cristo nos ha invitado a ser generosos con los demás, como Él lo es con nosotros, entregándose a sí mismo. Acerquémonos a recibirle.
Final
«Vete y haz tú lo mismo» nos ha dicho el Señor en su Palabra. Vayamos a vivir el mensaje que hemos recibido. Les esperamos el próximo domingo.
Santoral
14 San Camilo de Lelis
15 San Buenaventura, obispo y doctor
16 Nuestra Sra del Carmen
17 San Alejo, Laico
18 San Bruno de Segni
19 San Símaco , Ppa
20 San Apolinar, obispo y mártir