Con la gratitud por haber venido hasta el Vaticano, afrontando no pocas dificultades, inicia el discurso del Santo Padre a los Representantes Pontificios, congregados del 7 al 10 de septiembre para su encuentro trienal. En la mañana del jueves 8 de septiembre, han participado en una audiencia con el Obispo de Roma.
El reencuentro tras el Covid-19
El Pontífice recuerda que han pasado tres años desde la última reunión: «La tormenta de la pandemia de Covid-19, expresa, nos obligó a tener varias limitaciones en nuestra vida cotidiana y en nuestras actividades pastorales. Ahora parece que lo peor ha pasado, y gracias a Dios podemos volver a encontrarnos».
No obstante, el Papa alerta que «lamentablemente, Europa y el mundo entero se ven sacudidos por una guerra de especial gravedad, tanto por la violación del derecho internacional, como por los riesgos de una escalada nuclear y por las graves consecuencias económicas y sociales. Se trata de una tercera guerra mundial ‘en pedazos’, de la que están siendo testigos en los lugares donde llevan a cabo su misión».
El agradecimiento de Francisco
Bergoglio recuerda a los Nuncios Apostólicos Mons. Joseph Chennoth y Mons. Aldo Giordano, «que nos han dejado recientemente durante su servicio; así como a los que se han jubilado en los últimos tres años», sostiene. «Estos queridos hermanos nuestros nos han precedido en el camino y nos invitan a mirar hacia adelante y hacia arriba», reflexiona.
Los desafíos del tiempo presente y los que se vienen
Mirar hacia adelante: esa es la perspectiva que refuerza el Sucesor de Pedro, para avanzar en el trabajo, en la Iglesia y en el mundo de hoy, confiando en la gracia del Señor.
Otro acontecimiento que se avizora en el horizonte: el Jubileo de 2025, cuyos preparativos han comenzado, aclara el Pontífice. «Como Curia Romana estamos comenzando a aplicar la Constitución Apostólica Praedicate Evangelium: nacida a través de un proceso de casi nueve años, también tardará en ser, por así decirlo, plenamente operativa», subraya el Papa.
Por último, Francisco confía el encuentro y todas las intenciones del corazón a la intercesión de la Virgen María, en la fiesta de su Natividad, este 8 de septiembre, y abre el micrófono para las preguntas o sugerencias que los Representantes Pontificios deseen compartir.
Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano