El Papa Francisco celebró el esperado encuentro anual con los miembros del Cuerpo diplomático ante la Santa Sede, para el tradicional intercambio de felicitaciones al inicio del nuevo año. En su amplio discurso – tras recordar que acaba de concluir el tiempo litúrgico de Navidad, que se caracteriza por ser un período “privilegiado para cultivar las relaciones familiares” – el Pontífice afirmó que deseaba continuar hoy con el mismo espíritu, en este encuentro que los vio reunidos “como una gran familia, que se encuentra y dialoga”. Además, destacó que el “objetivo de la diplomacia” es “ayudar a dejar a un lado los desacuerdos de la convivencia humana, favorecer la concordia y experimentar cómo, cuando superamos las arenas movedizas de los conflictos, podemos redescubrir el sentido de la profunda unidad de la realidad”.
Luces y sombras de nuestro tiempo
El Santo Padre agradeció la presencia de los embajadores en este “encuentro de familia”, que representa una “ocasión propicia” – dijo – para formularse recíprocamente sus mejores deseos para el año nuevo y para considerar juntos las luces y sombras de nuestro tiempo. Francisco tomó la palabra después de la introducción del Decano, George Poulides, Embajador de Chipre, a quien Su Santidad le agradeció sus palabras en nombre de todo el Cuerpo diplomático.
Lucha contra la pandemia
Destacó asimismo que, a través de ellos, deseaba hacer llegar su saludo y afecto a los pueblos que representan y recordó que muchos de ellos llegaron de otras capitales para unirse al nutrido grupo de los embajadores residentes en Roma, “al que en breve también se agregará el de la Confederación Suiza”. Dirigiéndose a los “queridos embajadores”, Francisco, afirmó:
Tras destacar que se ha podido constatar “que en los lugares donde se ha llevado adelante una campaña de vacunación eficaz, ha disminuido el riesgo de un avance grave de la enfermedad”, el Papa dijo que “es importante que se continúen los esfuerzos para inmunizar a la población lo más que se pueda”. Lo que requiere, prosiguió, “un múltiple compromiso a nivel personal, político y de la comunidad internacional en su conjunto”.
Cura de realidad
Después de afirmar que “todos tenemos la responsabilidad de cuidar de nosotros mismos y de nuestra salud”, y que “el cuidado de la salud constituye una obligación moral”, Francisco lamentó que se constata cada vez más que “vivimos en un mundo de fuertes contrastes ideológicos”.
En cuanto a la política el Obispo de Roma dio que “debe comprometerse a buscar el bien de la población por medio de decisiones de prevención e inmunización, que interpelen también a los ciudadanos para que puedan sentirse partícipes y responsables, por medio de una comunicación transparente de las problemáticas y de las medidas idóneas para afrontarlas”. Además, aludió a la “falta de firmeza decisional y de claridad comunicativa” que “genera confusión, crea desconfianza y amenaza la cohesión social, alimentando nuevas tensiones”, de manera que “se instaura un relativismo social que hiere la armonía y la unidad”.
Después de manifestar la necesidad de “un compromiso global de la comunidad internacional, para que toda la población mundial pueda acceder de la misma manera a los tratamientos médicos esenciales y a las vacunas”, el Santo Padre dijo textualmente:
“Al mismo tiempo, sería conveniente – añadió el Papa – que instituciones como la Organización Mundial del Comercio y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual adecuen sus propios instrumentos jurídicos, para que las reglas monopólicas no constituyan ulteriores obstáculos a la producción y a un acceso organizado y coherente a los tratamientos a nivel mundial”.