Mateo 9, 1 – 8
¿Qué es más fácil decir: “tus pecados están personados”, o decir, “levántate y anda”?
En este texto nos encontramos con los letrados de la época de Jesús que le critican porque perdona los pecados de un hombre paralítico. Jesús se presenta como instrumento de perdón del Padre y cura al paralítico para dar para dar un signo de la autenticidad de su misión.
De alguna manera este prodigio confirma que la misión de Jesús viene del Padre. Queda claro que, si bien es Dios quien perdona, él derrama su perdón a través de un instrumento humano, en este caso la humanidad de Jesús.
En la parálisis del hombre curado podemos ver un símbolo de nuestra propia parálisis, de todo aquello que nos detiene y no nos deja avanzar. El Señor quiere librarnos de esa enfermedad quitando de nosotros la raíz que la produce: el pecado. En este día dejémonos encontrar por el Señor que quiere obrar en nuestra vida librándonos de todo mal.
Pbro. Ricardo Casanova