“Es aún más lamentable que los migrantes sean utilizados cada vez más como moneda de cambio, como peones en el tablero de ajedrez, víctimas de rivalidades políticas. Como todos sabemos, la decisión de emigrar, de abandonar la tierra natal o el territorio de origen, es sin duda una de las más difíciles de la vida”.
El Papa Francisco, tras su denuncia al final del Ángelus del primer domingo de Adviento, en la que expresó su dolor por las muertes en la frontera del Canal de la Mancha y de Bielorrusia o en las aguas del Mediterráneo, y ante su próximo viaje a la isla de Lesbos, vuelve a lanzar un llamamiento para todos aquellos que han tomado lo que es, sin duda, “una de las decisiones más difíciles de la vida», es decir emigrar y dejar su patria o territorio de origen.
Setenta años de la OIM
El Santo Padre envía un mensaje a la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), principal organización intergubernamental en el ámbito de las migraciones con sede en Ginebra, que celebra su 70º aniversario. La Santa Sede es miembro de la organización desde hace diez años.
No perder de vista el rostro humano de la migración
El Papa pregunta, en el texto en lengua española que leyó el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin:
Cambiar el punto de vista
Francisco añade que “más allá de los aspectos políticos y jurídicos de las situaciones irregulares, nunca debemos perder de vista el rostro humano de la migración y el hecho de que, por encima de las divisiones geográficas de las fronteras, formamos parte de una única familia humana”. Además, el Pontífice exhorta a llevar a cabo un cambio de punto de vista sobre el fenómeno migratorio:
Y añade que “el debate sobre la migración no es realmente sobre los migrantes. O sea, no se trata sólo de migrantes: se trata más bien de todos nosotros, del pasado, del presente y del futuro de nuestras sociedades. No debemos dejarnos sorprender por el número de migrantes, sino encontrarnos con todos ellos como personas, viendo sus rostros y escuchando sus historias, intentando responder lo mejor posible a sus singulares situaciones personales y familiares. Esta respuesta requiere mucha sensibilidad humana, justicia y fraternidad”. Razón por la cual el Papa afirma en su mensaje:
Amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos
Francisco recuerda que “en la mayoría de las principales tradiciones religiosas, incluso el cristianismo, encontramos la enseñanza que nos exhorta a tratar a los demás como queremos que nos traten a nosotros y a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos”.
A la vez que destaca que “otras enseñanzas religiosas insisten en que vayamos más allá de esta norma y que no descuidemos la hospitalidad con el extranjero, ‘pues por ella algunos, sin saberlo, han recibido visitas de ángeles’. Sin duda, estos valores universalmente reconocidos deben guiar nuestro trato a los migrantes en la comunidad local y en el ámbito nacional”.
“Muchas veces – afirma el Papa – oímos hablar de lo que hacen los Estados para acoger a los migrantes. Pero es igualmente importante preguntarse”:
Predominio de los intereses económicos
“Lamentablemente – prosigue el Pontífice –, este doble estándar deriva del predominio de los intereses económicos sobre las necesidades y la dignidad de la persona humana. Esta tendencia se hizo especialmente evidente durante los ‘cierres’ de COVID-19, cuando muchos de los trabajadores ‘esenciales’ eran migrantes, pero no se les concedieron los beneficios de los programas de ayuda económica de COVID ni el acceso a la atención sanitaria básica o a las vacunas de COVID”.
Vías legales
Francisco manifiesta que “la desesperación y la esperanza siempre prevalecen sobre las políticas restrictivas”. Y agrega:
El tema de la integración es fundamental
A la vez que escribe que, “en este sentido, el tema de la integración es fundamental; la integración implica un proceso bidireccional, basado en el conocimiento mutuo, la apertura recíproca, el respeto de las leyes y la cultura de los países de acogida con un verdadero espíritu de encuentro y enriquecimiento recíproco”.
Dignidad humana
Además, “el vacío humano que se deja atrás cuando un padre o una madre emigran solos es un duro recordatorio del agobiante dilema que supone verse obligados a elegir entre emigrar sólo para alimentar a su familia o disfrutar del derecho fundamental a permanecer en el país de origen con dignidad”. E insiste en que “la comunidad internacional debe abordar con urgencia las condiciones que dan lugar a la migración irregular, haciendo así de la migración una elección bien informada y no una necesidad desesperada”.
De ahí que Francisco escriba que “se necesitan urgentemente esfuerzos para crear mejores condiciones económicas y sociales […] de modo que la emigración no sea la única opción para quien busca paz, justicia, seguridad y pleno respeto de la dignidad humana”.
Acoger, proteger, promover e integrar
Y concluye recordando que la Iglesia católica y sus Instituciones, arraigada en su experiencia secular, “seguirán con su misión de acoger, proteger, promover e integrar a las personas que se desplazan”.