“Éste es el día en que actuó el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo”. Así canta el salmo 117 de la liturgia del domingo de Resurrección, la celebración más importante para los cristianos, la que da sentido a la fe, pues con la victoria de Nuestro Señor Jesucristo, se cumplió la promesa de la salvación.
La liturgia de la Vigilia Pascual que se celebra el sábado por la noche, recorre la historia de la creación del mundo, el pecado original, la revelación de Dios a Moisés, la esclavitud que sufrió el pueblo de Israel, su liberación y paso hacia la tierra prometida. También anuncia la venida del Mesías, el cordero de Dios que sellará con su sangre la alianza nueva y eterna.
Así se llega a la alegría plena, el canto de Gloria en el que los cristianos alabamos y bendecimos a Cristo, vencedor del pecado y de la muerte, quien vive y reina por la eternidad.
El presbítero Gustavo Roa, párroco de la Iglesia Santísimo Salvador de San Cristóbal, conversó con Diario Católico sobre el significado de la Pascua de Resurrección y ofreció algunas orientaciones para celebrar y vivir este tiempo litúrgico.
Pascua
En primer lugar explicó el significado de la Pascua en el Antiguo Testamento y la conmemoración del pueblo judío, que de hecho fue celebrada por el mismo Cristo la noche anterior a su crucifixión.
“La palabra pascua significa paso y nos viene a recordar en el Antiguo Testamento el trayecto del pueblo de Israel después de haber salido de la esclavitud del Faraón, cuando pasaron por el Mar Rojo. Cuando ellos pasan, encuentran la salvación. Los judíos comenzaron a celebrar esa pascua, que Jesús mismo la conmemoró la noche antes de ser crucificado”.
El sacerdote explicó que en el cristianismo también celebramos el paso de la muerte que viene por el pecado, a la salvación y la vida eterna que nos es dada por el sacrificio de Jesús.
“Los cristianos celebramos la Pascua de Resurrección, que es la liberación de nuestros pecados a través de la muerte de Jesús en la cruz. Por esa cruz, Él nos liberó del pecado para darnos salvación que está en el paso de la muerte a la vida, de la muerte a la resurrección, esa es la Pascua para nosotros los cristianos”.
50 días
El Padre Roa destacó que la Pascua inicia este domingo y se extiende durante 50 días, hasta la celebración de Pentecostés, es decir, la venida del Espíritu Santo, cuando inició la predicación y el anuncio, la Iglesia comenzó a proclamar sin miedo lo que Jesús le había enseñado.
“Son 50 días que vamos a tener desde el hecho de la resurrección hasta el día de Pentecostés. Diez días antes vamos a celebrar la ascensión del Señor Jesús, quien sube al cielo para que se siga dando el proyecto de la salvación, con la venida del defensor que es el Espíritu Santo. Con ello se cierra ese ciclo pascual, ese ciclo de la salvación”.
El Padre Gustavo recuerda que antes de recibir el Espíritu Santo, los apóstoles tenían miedo, pues su defensor, Jesús, no estaba. Cuando desciende el Paráclito con sus dones y carismas a los apóstoles, ya no hay miedo, ellos comienzan a predicar y la Iglesia comienza a proclamar la obra de Cristo.
Vivirla
A la interrogante sobre cómo vivir la Pascua, el párroco de la Iglesia Santísimo Salvador manifiesta tres aspectos importantes para los católicos:
El primero es reconocer el hecho de la resurrección: es un hecho real, que no se puede quedar solamente en un hecho histórico, sino que debe transformarse en una acción de fe. San Pablo dice, “Si Cristo no hubiese resucitado, vana sería nuestra fe”. Por lo tanto, ese hecho histórico real se tiene que unir a la fe.
“Reconocer de verdad que tengo un Dios vivo, un Dios resucitado, un Dios en medio de su pueblo, un Dios compasivo que lo sigue acompañando, que sigue dando su salvación y su misericordia a través de la Iglesia, de los sacramentos y la vida de fe” afirma el Padre Roa.
El segundo aspecto es vivir con alegría la resurrección. En este sentido sugiere que, así como durante la cuaresma se realizan actividades que son bonitas y necesarias, tales como los retiros, convivencias, viacrucis, es necesario que luego de la resurrección, que es la fiesta del triunfo del Señor, manifestemos la alegría en el encuentro de actividades pastorales.
“Deberíamos también celebrar a través de convivencias, retiros, grupos de oración, a través de diferentes manifestaciones pastorales, que Cristo ha resucitado. Porque si no, nos quedamos en él antes de la muerte, y nos olvidamos del resultado: que Cristo venció, y que el proyecto de Dios se dio a conocer”.
Y un tercer aspecto que se debe mantener no solo durante el tiempo pascual, sino en la vida diaria es: “la acción de la oración con un corazón que reconoce a Cristo resucitado, porque a veces nuestras oraciones son bonitas, pero se pueden transformar en tristeza y no contienen la fe de un triunfo”.
Y continúa: “Nuestra oración nos debe llevar al hecho de reconocer que lo que yo estoy pidiendo, si es la voluntad de Dios, me lo concede porque, se lo pido con fe a un Dios resucitado, vivo, que está entre nosotros, no a un Dios apagado, sino saber que le estoy hablando al que venció la muerte”.
Para finalizar, el Padre Roa señaló que al entender e interiorizar la verdad y el significado de la resurrección y del tiempo pascual, se puede continuar el camino del tiempo litúrgico ordinario, cuando conocemos un poco más la vida de Jesús, sus hechos, sus acciones, sus milagros, en sí, su vida pública. ¡Alabar y bendecir a Cristo, que en verdad resucitó!
Ana Leticia Zambrano