La conmemoración del Triduo Pascual culmina con la Vigilia Pascual, el canto de gloria que anuncia la resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Así se cumplió a cabalidad la promesa de la salvación y se sustentó la razón de la fe cristiana.
El presbítero Neiver Rojas, vicario de la parroquia Santísimo Salvador, expresó que la resurrección es la victoria de Cristo sobre la muerte y el hecho que trae la salvación y la redención de nuestras almas.
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“Cristo que se entregó en su humildad y obediencia a la humanidad, dio su vida por el rescate de todos nosotros. Pasando por un sacrificio doloroso nos trajo la victoria sobre la muerte y nos permitió volver a abrir las puertas del Reino de los Cielos”.
A la interrogante sobre cómo vivir la resurrección, el presbítero explicó que en este día la Iglesia comienza el tiempo de Pascua, que es la preparación a la venida del Espíritu Santo, y considera que es el momento más oportuno para fortalecer la fe, porque Cristo nos invita a morir al pecado y renacer a la vida, haciendo la voluntad de Dios.
“Una práctica muy bonita que tenemos en la Iglesia es el Vía Lucís, el camino de la luz que en cada estación nos va recordando las apariciones de Cristo, pero también se centra en la venida del Espíritu Santo para santificación y vida nuestra”.
Un propósito
El sacerdote sugiere que, en el tiempo de Pascua, también se establezca un propósito que contribuya a estar más cerca del Resucitado. Entonces preguntarse ¿qué es lo que me separa de Dios? para comenzar a trabajar en vencer ese obstáculo.
Añade que las prácticas de piedad como la oración, ayuno y la caridad, se deben fortalecer en la Pascua, pues la conversión no es para un solo tiempo litúrgico, sino que debe ser un camino permanente para el cristiano. “Ahora que comienza la Pascua, vamos a fortalecer los propósitos que teníamos en la cuaresma. Si debo vencer la soberbia, pongo en práctica la paciencia y la tolerancia”.
Tiempo de Fiesta
La Pascua es un tiempo en el cual la Iglesia Universal celebra varias festividades. El padre Rojas menciona el domingo de la Divina Misericordia, instituido por San Juan Pablo II, esta solemnidad nos invita a reflexionar que somos humanos, que todos hemos fallado, y por ello no debemos juzgar a los demás, pues si Dios ha tenido compasión de nuestras faltas, debemos tener también esa actitud con los hermanos.
“Los católicos muchas veces somos muy rápidos para juzgar, pero lentos para comprender y escuchar. La fiesta de la Misericordia nos invita a aprender a escuchar y tener piedad con nuestros semejantes”.
Durante los 50 días del tiempo de Pascua también se celebra a Cristo Buen Pastor y la solemnidad de la Ascensión del Señor al cielo, para culminar con la fiesta del Espíritu Santo.
El Padre Rojas concluyó diciendo que “en la fiesta de Pentecostés, estamos invitados a reconocer que somos parte de la Iglesia, miembros activos de ella, y que los carismas y dones que nos ha dado Dios, son para ponerlos en práctica dentro de la realidad eclesial”.
Ana Leticia Zambrano