Las posadas forman parte de las tradiciones que se manifiestan en las fiestas navideñas y su propósito es la preparación a través de la oración, con alegría y fervor en nuestros corazones para la venida del niño Dios. La recreación del peregrinar de San José y la Virgen María antes del nacimiento de Jesús enaltece nuestros corazones y nos une aún más en el compromiso de exaltar las tradiciones de nuestra querida Iglesia.
Las posadas en nuestro país son conocidas como novena de aguinaldos y es el momento preciso donde las personas se reúnen para rezar, probar los platos tradicionales y cantar villancicos como parte de la alegría que colma los corazones en estas fechas de la natividad. Se realizan desde el 16 de diciembre hasta el 24 en la Nochebuena.
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El llamado peregrinaje consiste en la visita que realizan niños, niñas y adultos a nueve casas para buscar, al igual que San José y la Virgen María, posada, esto se realiza con la presencia de las figuras de los santos, entonando canciones propias de las festividades y rezando.
Al llegar a cada una de las casas los anfitriones ofrecen ponche y dulces típicos luego del rezo del Rosario. Esa noche las imágenes de San José y la Virgen pernoctan en esa vivienda hasta el otro día donde recorrerán nuevamente las casas para encontrar un lugar de acogida.
La intención es que los feligreses se mantengan colmados de alegría y en oración, puros de corazón y conscientes de ir mejorando como personas, familia y católicos para recibir la Navidad.
¿Cómo hacer una posada navideña?
La bienvenida
Es común que las posadas navideñas se realicen en diferentes lugares cada noche. Por tal motivo, los anfitriones deben estar atentos a la llegada de los invitados.
Una buena recepción garantiza la mejor convivencia entre los participantes, pues se sentirán acogidos.
Integración de los invitados
Los villancicos expresan la alegría de la comunidad cristiana que espera ansiosa el nacimiento de Jesucristo; por ello, es importante que el ambiente de nuestra posada navideña esté impregnado de ellos.
El rezo del Santo Rosario
La Iglesia ha sido siempre una comunidad que ora, pues la oración es un espacio privilegiado para el encuentro con Dios, que da al creyente la paz y la serenidad interior.
Desde el inicio del cristianismo se ha rendido gran veneración a la Virgen María. Por ello, orar con ella a través del Santo Rosario durante estos nueve días es la mejor forma de prepararnos para la Navidad.
Canto de la Letanía del Santo Rosario en la posada navideña
Terminado el quinto misterio del Rosario se organiza una procesión con las imágenes de los santos peregrinos, mientras se canta la letanía.
Con estas invocaciones, los participantes de la procesión –portando velas encendidas o luces de bengala que representan la luz de Cristo– acompañan a los peregrinos en su caminar en busca de alojamiento.
Cómo pedir Posada (adentro y afuera)
Al llegar a la casa o vivienda donde se pedirá posada, se sugiere que uno de los invitados lea una pequeña reflexión catequética.
Concluida esta reflexión, se da paso a la petición de posada: dentro de la casa permanecen los anfitriones y fuera de ella los demás participantes.
Cada uno de los grupos cantan sus correspondientes versos, al término de los cuales se abren las puertas de la casa para que ingresen los peregrinos.
La convivencia después de pedir posada
Dentro de la casa, el anfitrión reparte la comida y el tradicional ponche.
Este debe ser el momento adecuado para la convivencia familiar y el espacio propicio para acabar con las diferencias, y así llegar con el corazón limpio a la Navidad.
La imagen de María y José permanecen durante esa noche en la casa que sirvió de posada. Al día siguiente, saldrán desde allí para llegar a su próxima morada.
¿Cuál es el origen de las Posadas?
Las posadas datan de la época colonial, surgieron para sustituir las festividades aztecas del Panquetzaliztli que celebraban el advenimiento de Huitzilopochtli (Dios de la guerra) que se llevaban a cabo del 16 al 26 de diciembre.
Los frailes evangelizadores transformaron las festividades paganas y las alinearon a las tradiciones católicas, cambiando la imagen de Huitzilopochtli por la de María y José. Posteriormente, el fraile agustino Diego Soria obtuvo del Papa Sixto V indulgencias para la realización de las nueve misas de aguinaldo en los días anteriores a la Navidad.
Para facilitar la labor de evangelización, los frailes realizaban representaciones del peregrinar de José y la Virgen María a su salida de Nazaret en camino a Belén y del nacimiento de Jesucristo, poco a poco, estas representaciones se conformaron de nueve posadas.
En San Agustín de Acolman, con los misioneros agustinos, fue donde tuvieron origen las posadas.
Carlos A. Ramírez B.