En el camino del tiempo litúrgico de preparación para celebrar el nacimiento del Niño Jesús, a partir del 16 de diciembre en Venezuela se vive la hermosa tradición de las misas de aguinaldo, celebraciones eucarísticas que congregan a los fieles en horas de la madrugada, entonando alegres cantos para avivar el alma y honrar al Salvador.
Litúrgicamente las misas de la novena de navidad o misas de luz se originaron en Europa, más el arraigo en la fe de los venezolanos las ha convertido en característica y privilegio en la preparación espiritual para la Navidad.
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El obispo emérito de San Cristóbal, monseñor Mario Moronta explica que fue en Sevilla, España, hacia el año 1500 cuando se instauró la costumbre de celebrar la misa en la madrugada por un motivo práctico, tal era facilitar a los trabajadores del campo la participación en la eucaristía en los días previos a la Navidad.
“A eso se le dio un sentido bíblico que explicaba el porqué de la madrugada, y es la espera de la mañana, de la luz, recordar que iba a nacer el sol de justicia”. Expresó monseñor Moronta.
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“¿Por qué llegan a Venezuela? Después de la conquista, dependíamos eclesiásticamente de Puerto Rico y de Santo Domingo. Puerto Rico dependía de Sevilla, allí se instauraron las misas de aguinaldo y nosotros la heredamos. En la isla se diluyó la tradición, pero nosotros la conservamos”.
Luego, históricamente se menciona que Venezuela recibió en 1888 una concesión del papa León XIII para celebrar las misas con cantos autóctonos en honor al Niño Dios, permitiendo a los sacerdotes el uso de ornamentos blancos. También otorga indulgencia plenaria a los fieles que asistan, se confiesen y comulguen durante los nueve días.
Significado
El obispo emérito de San Cristóbal enfatiza en el significado de la palabra aguinaldo: regalo. Y menciona que el participar en estas celebraciones, significa un regalo de los cristianos para el Dios encarnado, así como también Él es regalo y salvación para la humanidad.
“Son misas para regalar. Y cada uno de nosotros es un regalo a Dios. La disposición diciéndole a Jesús “cuenta con nosotros”, y a la vez nos preparamos para recibir una manifestación del gran regalo de Dios, que es su presencia entre nosotros, pues se hizo hombre para darnos la salvación”.
Añade entonces que el mejor aguinaldo es ponerse en la actitud de Juan el Bautista: preparar el camino del Señor. Que la actitud de vida implique ciertamente abrir las puertas del corazón a Dios, transmitiendo el amor y la solidaridad a los hermanos.
“Que a través de nosotros, Dios siga llegando a los demás en expresiones de solidaridad y fraternidad que pueden ser de muchas maneras, desde un juguete a un niño, alimento a los necesitados, hasta una hora de compañía a alguien que está solo o triste. Es un tiempo para expresar que somos el regalo del amor de Dios para los demás”.
Ana Leticia Zambrano