“Han sido numerosos los tachirenses que, como sucesores de los apóstoles, siguen promoviendo la fe católica y apostólica en Venezuela y el mundo entero”
Leonardo Vivas
La historia de nuestra diócesis también ha sido escrita por los frutos de fe reflejados en sus laicos, sacerdotes y religiosas, pero de manera especial en los obispos, que nacidos en esta tierra, han sido portadores de la buena nueva del evangelio con la profunda fe que caracteriza nuestra gente.
Cronología
Una vez finalizada la ponencia del profesor Luis Hernández, ascendió al podio el Lcdo. Rafael Avendaño quien presentó la relación obispos tachirenses¸ exponiendo cronológicamente el llamado al episcopado que recibieron ilustres sacerdotes tachirenses, en los últimos 100 años, desde el primer obispo Monseñor Dr. Gregorio Jaimes de Pastrana, quien fue consagrado obispo para la extensa Diócesis de Santa Marta, hasta el último prelado electo para ser sucesor de los apóstoles en el Vicariato apostólico de Caroní. Mons. Gonzalo Ontiveros.
1era relación obispos tachirenses
Esta primera relación expuesta por el profesor Luis Avendaño, estuvo marcada por la mención cronológica de cada uno de los obispos nacidos en tierra tachirense y su influencia en el desarrollo eclesiástico de varias diócesis del país y fuera de él. En primer lugar Mons. Jaimes de Pastrana, consagrado obispo el 25 de marzo de 1685, quien como primer venezolano en el episcopado y antes su diócesis regaló el hato de la Virgen para el sustento de la Iglesia de San Cristóbal, así como el relicario de plata que custodia la imagen de Nuestra Señora de la Consolación de Táriba, a cuyos pies colocó labrado en oro su escudo episcopal, en el que no hizo denotar su nombre, sino que se hizo llamar así mismo: indignísimo esclavo de la madre de Consolación de Táriba. Seguidamente, Mons. Acacio Chacón nombrado obispo coadjutor de Mérida en 1926. Más tarde en 1941, un sacerdote venido de la montaña sería consagrado obispo auxiliar de Calabozo, se trató del Pbro. Antonio Ignacio Camargo; diez años después, en 1951 fue llamado a la dignidad episcopal, el Pbro. José Rincón Bonilla para ser obispo auxiliar de Maracaibo. No obstante, en 1957 fue consagrado obispo el sacerdote cobrense Domingo Roa Pérez.
La lista de sucesores de los apóstoles, nacidos en el Táchira siguió creciendo cuando en 1958 fue llamado al orden episcopal Mons. José Rafael Pulido Méndez. Un insigne religioso Eudista, nacido en Sabana Grande, el Pbro. Miguel Antonio Salas, hizo parte de la historia eclesiástica del episcopado venezolano cuando en 1961, fue consagrado obispo en la ciudad eterna de Roma por el Excmo. Mons. José Humberto Quintero, quien había sido elevado a la dignidad cardenalicia. Un insigne presbítero, conocido entre el clero tachirense por su maravillosa oratoria es llamado a sumarse a la lista de los sucesores de los apóstoles, se trata de Mons. José León Rojas Chaparro también en 1961. Con la creación de la diócesis de Barinas en 1965, un tachirense fue llamado a ser Padre y Pastor de la nueva diócesis llanera, Mons. Rafael Antonio González.
Años más tarde, el 31 de marzo de 1970, el Táchira sería engalanado nuevamente al ser llamado al orden episcopal, un hijo de Cordero, Mons. Marco Tulio Ramírez Roa. Dios seguiría escribiendo la historia el 19 de marzo de 1971, cuando un hijo del municipio Uribante, fue llamado al orden episcopal, se trata de Mons. Ramón Ovidio Pérez Morales. El Santo Padre colocaría una vez más los ojos en el Táchira, acrecentando la lista de obispos tachirenses en 1980, al ser ordenado
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obispo el Pbro. Antonio Arellano Durán, para ser enviado a San Carlos de Cojedes. En 1986, otro tachirense portaría la mitra y el báculo para enseñar, regir y santificar, se trata de Mons. Alejandro Figueroa Medina. Otro religioso eudista, nacido en la ciudad pontálida de Rubio, sería nombrado obispo en 1997, se trata de Mons. Nicolás Bermúdez.
La lista de los mitrados continuaría creciendo, esta vez con el nombre del recordado Mons. José Hernán Sánchez Porras, ordenado obispo el 16 de febrero de 2001, como segundo ordinario del obispado castrense en Venezuela. En 2009, la basílica menor de Nuestra Señora de la Consolación de Táriba, fue escenario de la consagración episcopal de un sacerdote venido de las montañas andinas de Queniquea, el Pbro. Jorge Aníbal Quintero Chacón, designado V obispo de Margarita. Para seguir promoviendo la fe católica y apostólica en el orbe entero, otro insigne sacerdote fue nombrado arzobispo, esta vez para servir a la diplomacia de la Santa Sede, más allá de las fronteras venezolanas, en tierras africanas del Congo y Gabón, se trata del actual Nuncio Apostólico de Haití, S.E.R Mons. Francisco Escalante, consagrado arzobispo en el año de 2016. Recientemente el 12 de diciembre de 2020 un hijo de tierras uribantinas, Mons. Juan Alberto Ayala Ramírez, fue llamado a la dignidad episcopal para servir como primer obispo auxiliar de la diócesis de San Cristóbal.
Sin embargo, la historia de fe se sigue escribiendo hoy con el nombre de los tachirenses, ya que el pasado 26 junio de 2021 fue consagrado obispo, Mons. Gonzalo Ontiveros, como vicario apostólico de Caroní, para seguir promoviendo así la fe católica en el orbe entero. Un dato interesante completa esta historia, pues, aunque la reseña histórica proporcionada por algunas páginas web, sitúan Caracas como el lugar de nacimiento de su actual obispo auxiliar electo, Mons. Carlos Eduardo Márquez, su lugar de nacimiento es La Grita, municipio Jáuregui.
Sumando así una fructífera lista de aproximadamente 20 prelados tachirenses que han sido llamados a la dignidad episcopal, obedeciendo como Abraham el mandato de salir de su tierra y ponerse en camino (cfr. Gen 12, 1) Bendito sea Dios porque enhorabuena sigue fijándose en la profunda fe de nuestra gente y el celo de sus pastores para seguir extendiendo su reino en el mundo.
¡Que viva el Táchira católico! ¡Que vivan sus pastores!
Continuará…