Con mucha alegría espera la canonización del primer santo venezolano, el beato José Gregorio Hernández, el obispo de la Diócesis de San Cristóbal, monseñor Lisandro Rivas, al afirmar que el médico de los pobres llega a los altares.
En este sentido, señaló que la vida del beato es un modelo y una invitación a ser santos desde la vida ordinaria, como lo hizo él, quien puso todos sus talentos al servicio de la Iglesia, la sociedad y la ciencia, siempre dando a Dios y a la Virgen el primer lugar, tal como lo aprendió de su familia.
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“José Gregorio no renunció a la fe, sino que la colocó al servicio de la ciencia, a través de la investigación para responder y aliviar el dolor de los más pobres, de quienes le buscaban. Yo creo que eso siempre se lleva en la sangre de un trujillano, un hombre siempre dispuesto a abrir el corazón y las manos para escuchar el palpitar del corazón de Dios en los más necesitados”.
Destacó que José Gregorio vivió bajo un evangelio hecho carne en su propia vida para luego ponerlo al servicio de las personas, para ayudarlos y brindarles consuelo en su dolor y angustia.
Luz para la humanidad
Recordó que cuando el trujillano vivía en La Pastora en la ciudad de Caracas, solía poner una lámpara de kerosene en la ventana de su casa, para que los más humildes supieran que estaba allí para atenderlos. “Tocaban con certeza y él salía con prontitud para asistir al necesitado. De esta anécdota nos queda una gran lección como es, encender muchas lámparas, abrir muchas ventas y puertas para el encuentro de nuestros hermanos, en el nombre del Señor”, expresó.
Dijo que la canonización le dará mayor bien a Venezuela, para seguir apostando por las buenas acciones para transformar la Iglesia, para que sea de puertas abiertas para acoger a los desvalidos.
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Añadió que la llegada del santo a los altares venezolanos y del mundo, hace que todos se pongan en camino a ser peregrinos de esperanza para comunicar vida y vivir en abundancia.
“La petición es a Gregorio para que siga acompañando nuestro caminar, y que siga acompañando las voluntades para transformar el país, donde se vivan los valores del Reino como lo son la verdad, la justicia y la fraternidad”, acotó.
Para monseñor Rivas todas las personas están llamadas a la santidad, razón por la cual se debe tomar como ejemplo a José Gregorio Hernández.
Anécdota
El obispo de la Diócesis comentó que cuando era niño padecía de asma, razón por la cual su madre cuando estaba enfermo solía poner una imagen del doctor José Gregorio Hernández a su lado para pedir su sanación.
“Gregorio por favor, sana mi hijo”, era una de las frases que recitaba su mamá al médico de los pobres, implorando su mejoría.

Sus peticiones fueron escuchadas, continuó monseñor, al sostener que el beato generó una gran fe en el pueblo de Dios, que lo aclama como un santo debido a los milagros.
“La imagen que recuerdo es una señora sosteniendo un enfermo y a su lado el doctor José Gregorio de pie. Esta es la imagen que tengo grabada desde mi niñez y con la cual me siento en regocijo al saber que un trujillano va camino a los altares”, apuntó.
Maryerlin Villanueva