Monseñor Mario del Valle Moronta, obispo emérito de la Diócesis de San Cristóbal, arriba a 35 años de su ordenación episcopal, siempre como paradigma del pastor laborioso y un guía íntegro en la consolidación de la fe de su pueblo.
Cada una de las acciones enmarcadas en un recorrido de entrega reflejan la condición humana motivada por la vocación que durante décadas se ha evidenciado como un símbolo del compromiso en el fortalecimiento de la gran familia sacerdotal que día tras día se acrecienta.
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Su paso por la Diócesis de San Cristóbal se caracterizó por su servicio pastoral, una profunda actitud positiva y apoyo al seminario, una continua búsqueda por las vocaciones, atención a las parroquias y una continua visita y trabajo conjunto con las comunidades más vulnerables del estado y de todas las áreas donde la diócesis cubre con su manto.
Es así como desde su ordenación episcopal y mucho antes desde que decidió tomar el camino de servidor del Señor, Monseñor Moronta ha sido ejemplo de trabajo incansable en todos los ámbitos de la iglesia, una labor que ahora como obispo emérito no ha cesado, pues en su constante trajinar no está escrito obviar la responsabilidad de ser pastor y guía.

También ha sido un duro defensor de los Derechos Humanos y nunca se ha mantenido alejado de la realidad de su pueblo. En algunas ocasiones ha sido directo y en nombre del Señor ha señalado las situaciones que no derivan de un buen católico, esto por el compromiso con Dios, la Iglesia y su pueblo fiel.
Historia
El 27 de mayo de 1990, el arzobispo de Caracas José Alí Cardenal Lebrún Moratinos, fue la máxima autoridad eclesial de la ordenación episcopal del hasta ahora sacerdote Mario del Valle Moronta Rodríguez ya El Papa San Juan Pablo II le había encomendado su labor como Obispo Auxiliar de Caracas con el título de Obispo de Nova.
Para el año 1995, fue nombrado obispo de Los Teques y cuatro años después fue recibido con beneplácito como quinto obispo de las Diócesis de San Cristóbal, cargo que ostentó con fe y compromiso por un pueblo que aún guarda en su corazón todas las buenas acciones que realizó y sigue realizando en nombre del Señor.
En el estado Táchira su imagen como pastor día tras día está presente con la mano amiga, el corazón abierto y la oración a flor de piel para aquellos que, desprovistos de tranquilidad se acercan a Dios como único refugio y consuelo para todas las adversidades.
Felicidades a Monseñor Mario del Valle Moronta, obispo emérito de la Diócesis de San Cristóbal, en estos 35 años de su ordenación episcopal, que Dios siga guiando sus pasos y que fortifique su accionar como pastor de un pueblo que lo lleva en su corazón.
Carlos A. Ramírez B.