Antes del milagro de Tadea, en el que el ángel talló el rostro del Cristo Sereno, la población de La Grita ya albergaba en su fe la devoción a la madre de Dios en la advocación de Nuestra Señora Reina de Los Ángeles, representada en la imagen traída por los frailes franciscanos en 1579 al convento de Santa Clara.
446 años después, la fiesta patronal de Nuestra Señora Reina de Los Ángeles, cuya memoria litúrgica se celebra el dos de agosto, mueve el corazón de los devotos y servidores para preparar cuanto ella merece. Así, con la bajada solemne de la imagen desde el altar mayor, comienza el homenaje.
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La Madre Celestial permanece cerca del Redentor. El templo parroquial está a pocos metros de la Basílica del Espíritu Santo, donde reposa el Cristo del Rostro Sereno y la fecha de celebración, también cercana, desborda el fervor de los creyentes al darse el encuentro entre madre e hijo.
Historia
La manifestación de Nuestra Señora de Los Ángeles data del año 1215 y está vinculada a San Francisco de Asís, quien en un momento de oración vio al Señor acompañado de la Santísima Virgen rodeada de ángeles. Esta visión ocurrió en La Porcíncula, una pequeña capilla, cerca Asís (Italia), que fue consagrada a María el dos de agosto de ese mismo año.

La devoción en La Grita, se debe a los frailes franciscanos que en 1579 trajeron desde España una imagen de la virgen al convento de Santa Clara. Allí comenzó la veneración a Nuestra Señora Reina de Los Ángeles.
Documentos históricos conservan la evidencia sobre el camino de fe del pueblo jaureguino al lado de Nuestra Señora. En 1610, cuando un fuerte terremoto destruyó casi toda la ciudad “apenas se salvó la imagen de la Concepción Devota, que manaba sangre y lágrimas en medio de la tragedia. Esta era la misma imagen de Los Ángeles”.
Ese año los frailes se establecieron en el caserío de Tadea, donde el hermano Francisco modeló la imagen del Cristo de los Milagros, cuyo rostro fue terminado providencialmente el día de la Transfiguración del Señor, seis de agosto: el Santo Cristo del rostro sereno.

En 1779 por dificultades económicas los franciscanos se trasladaron del convento de Santa Clara a Colombia y pensaron llevar la imagen de María de Los Ángeles con ellos, pero la feligresía realizó una colecta y logró preservar la efigie que había acompañado al pueblo durante 200 años.
El cronista Néstor Melani Orozco refiere que narraciones de abuelos del siglo XIX afirmaban que “la imagen de la Inmaculada María de Los Ángeles poseía la eternidad de Dios Padre” para narrar el prodigio según el cual, en los tiempos de guerras civiles, cuando los caudillos atacaban los poblados, los generales Domingo Lupi e Ignacio Arteaga colocaron cargas detonantes para destruir la iglesia y la casa de gobierno.
“Se dijo que un muchacho que tenía problemas de salud mental cortó las mechas de los explosivos (…) a los pocos días la Virgen tenía el vestido roto y quemado, era el milagro en la defensa de la antigua ciudad del Espíritu Santo”.
En 1914, cuando ocurrió otro fuerte movimiento telúrico la imagen de la Virgen fue colocada en la plaza Páez (hoy plaza Jáuregui), para implorar la misericordia de Dios.
Toques del cielo
Escritos sobre la parroquia narran que el 16 de agosto de 1919, el presbítero Marcos Pernía Cárdenas convocó a los fieles para bendecir una nueva imagen de la Virgen proveniente de España, que había sido trasladada en hombros desde Maracaibo junto con la talla de Nuestra Señora de Regla que tenía como destino la ciudad de Tovar, estado Mérida.
Ocurrió que las imágenes embaladas fueron confundidas y depositadas en los templos equivocados. Entonces comenzaron a escucharse fuertes ruidos y golpes en las iglesias de Tovar y La Grita. Cuando destaparon las efigies y se evidenció la confusión, cada una fue llevada a su lugar, con lo que cesaron los inexplicables sonidos.

El actual templo de la parroquia eclesiástica Nuestra Señora de Los Ángeles se edificó a partir de 1952 impulsado por el párroco Monseñor José Teodosio Sandoval. La obra se prolongó hasta el 31 de julio de 1969, cuando fue consagrada por el tercer obispo de la diócesis de San Cristóbal, Monseñor Alejandro Fernández Feo.
Coronación
El Papa Benedicto XVI concedió la Coronación Canónica a Nuestra Señora de Los Ángeles en el año 2009, cuando se celebraron 430 años de la devoción mariana en la Atenas del Táchira. La ceremonia se realizó el 1 de agosto y fue presidida por el entonces Arzobispo Metropolitano de Mérida, monseñor Baltazar Porras Cardozo.
A partir del año 2019, se inició la tradición de hacer la bajada solemne del altar para dar inicio a su fiesta patronal. Ese mismo año, en decreto emitido por la Alcaldía de Jáuregui, Nuestra Señora fue nombrada patrona del municipio.
El año 2024 al celebrar los 15 años de la coronación canónica, monseñor Mario Moronta, hoy obispo emérito de San Cristóbal recordó el momento de este gesto de veneración a María Santísima.
Gratitud
Los testimonios de gracias obtenidas por intercesión de la Madre Celestial son incontables y la gratitud se expresa con humildad y desprendimiento. Un gesto especial es el obsequio de los vestidos, los cuales son resguardados por los integrantes de la Sociedad de la Virgen, herederos de una tradición de servicio y devoción a la flor más bella de la montaña.
Ana Leticia Zambrano