El obispo de San Cristóbal en Venezuela, monseñor Lisandro Alirio Rivas, informó que será erigido un santuario de adoración perpetua que a la vez sea templo expiatorio diocesano.
Dijo en su mensaje publicado a sólo cuatro meses de haber tomado posesión de dicha Diócesis, que “mi intención y propósito de erigir en la ciudad de San Cristóbal un santuario diocesano que a la vez sea lugar de adoración perpetua al Santísimo Sacramento y también templo expiatorio y de reparación donde permanentemente el Pueblo de Dios pueda adorar al Señor Sacramentado… y encontrar sacerdotes confesores».
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Esto significa la addoración perpetua y confesión continua los 365 días del año y las 24 horas del día.
Propósito consultado
El obispo manifestó que da este pasó de anunciar a todo el pueblo de Dios este propósito, después de haber consultado “los órganos diocesanos, entre ellos al Consejo Presbiteral, al Consejo de Vicarios Episcopales, los tres Arciprestazgos que conforman la ciudad de San Cristóbal y la zona metropolitana y al Colegio de Consultores.
Aunque no dice cuál será el templo que será elevado a esta dignidad, sí manifiesta que será en la ciudad de San Cristóbal.
Objetivos
Indicó en su mensaje tres objetivos por los cuales está encausando su propósito de erigir este Santuario. Primero: “potenciar la misión evangelizadora de la Iglesia y la renovación espiritual y pastoral de nuestra Iglesia diocesana (cf. Mc 16,15; Mt 10,7-8; 1Cor 9,16)”.
También “profundizar en el ofrecimiento permanente a todo el Pueblo de Dios de los tesoros del “trono de la Gracia” (Hb 4,16) admirablemente contenidos en los sacramentos de la Eucarística y de la Confesión (Cf Jn 20,22.23)”.
Por último “orar continua y sostenidamente por el aumento de las vocaciones sacerdotales en nuestra Diócesis (cfr. Mt 9,38) y por la santificación de nuestros sacerdotes (cf. Lc 22,19; 1Cor 11,24; Jn 15,9)”.
Peticiones
Además de aquellos tres fines del santuario, el obispo hace también tres peticiones:
Pide a todos los sacerdotes, vida consagrada y laicos “que en las oraciones personales, familiares y comunitarias oren ferviente e insistentemente (cf. Lc 18,1) por la adecuada canalización y realización de este proyecto y para que florezcan numerosas almas dispuestas a la adoración y a la reparación en torno a la acción espiritual y pastoral que ha de promoverse desde este deseado Santuario”.

Además, pide que se ore “en la Oración de los fieles de todas las Misas que se celebren en templos, capillas y oratorios del territorio de nuestra Diócesis…, en el rezo del Oficio Divino…, en el ejercicio de la Hora Santa de adoración eucarísticas…. y en el rezo del Santo Rosario”.
Antes de pedir la oración de su pueblo en favor de este proyecto, el Obispo hace una profesión de fe en la oración.
En efecto, dice: “la oración no solo es vital para todo cristiano y primera prioridad en la vida de todo creyente, sino que es la mayor de las fuerzas que existe, el fundamento de nuestra acción pastoral y el alma de todo apostolado (cf. Mc 1,35; Lc 5,16; Mt 7,9; Mt 14,23).
Sin el diálogo sostenido y permanente con el Señor en la oración y en la búsqueda asidua de su misericordia, no sólo no tendremos fuerza para avanzar en el camino, sino que nada podremos hacer (cf. Jn 15,5)”.
Solicitó la colaboración de una Comisión Episcopal que el mismo constituyó y presidirá “para que me acompañe, dice el obispo en su Mensaje en la debida elaboración del proyecto en cuestión, e ir dando cuerpo a este deseo que tengo en mi corazón de padre y pastor de la Iglesia del Táchira”.
Continuó el Obispo: “El trabajo de esta Comisión, servirá de guía y soporte para dar los debidos pasos tanto a nivel diocesano como ante la Santa Sede donde se han de tramitar algunos asuntos para conseguir las gracias y los privilegios litúrgicos propios de un santuario de adoración perpetua y de expiación”.
Pidió que se impulse una catequesis de la acción pastoral y espiritual que se impulsará desde el santuario en cuestión. En efecto, pide tanto a la Comisión Episcopal constituida como “a los párrocos y vicarios, a los directores espirituales de los movimientos de apostolado, a los formadores de los seminarios, a los coordinadores de los distintos secretariados diocesanos y a los diferentes organismos de la Iglesia Diocesana, catequicen y aleccionen a los agentes de pastoral y a la feligresía sobre este tema”.
El Obispo Rivas termina el mensaje diciendo: “Suplico de corazón a Dios Uno y Trino que nos otorgue la gracia de ver surgir en nuestra Diócesis numerosas almas que se sumen a esta iniciativa como adoradoras y reparadoras” en aquel lugar santo del “Santuario Diocesano de Adoración y Reparación Eucarística”.